La falta de controladores aéreos provoca caos en aeropuertos tras 40 días de parálisis federal.
Madrid, 10 de noviembre. (Europa Press) – El cierre del Gobierno federal en Estados Unidos, que ya supera los 40 días, ha comenzado a golpear con fuerza el sistema de transporte aéreo. Más de 2.200 vuelos fueron cancelados este domingo y otros 7.500 sufrieron retrasos, en medio de una creciente escasez de controladores aéreos en servicio.
Los aeropuertos de Atlanta, Newark, Chicago O’Hare y LaGuardia (Nueva York) registraron los mayores trastornos, con cientos de vuelos suspendidos o demorados durante toda la jornada.
Según explicó el secretario de Transporte, Sean Duffy, el número de controladores que se dan de baja cada día se ha multiplicado por cinco desde que comenzó el cierre del Gobierno. “Antes del cierre eran unos cuatro por día; ahora son entre quince y veinte”, declaró a la cadena CNN.
Duffy advirtió que el impacto en el transporte aéreo podría prolongarse incluso después de que se reanuden las operaciones gubernamentales, debido al agotamiento y la fuga de personal especializado. Ante la situación, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha ofrecido desplegar controladores aéreos de la reserva militar para reforzar el sistema civil.
“Ayer recibí un mensaje del secretario de Guerra —como se refieren en la Casa Blanca al Pentágono—, quien ofreció a sus controladores en reserva. Si logramos desplegarlos, habrá que definir en qué espacios aéreos podrían operar”, comentó Duffy en una entrevista con Fox News.
Mientras tanto, el Senado estadounidense celebra este domingo una sesión extraordinaria para buscar una salida política al bloqueo que mantiene suspendidas numerosas funciones federales.
El prolongado cierre amenaza con tener consecuencias más amplias. El director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, Kevin Hassent, advirtió que la paralización podría afectar el crecimiento del PIB en el último trimestre de 2025, al golpear sectores clave como el transporte, la seguridad y los servicios públicos.
Con miles de vuelos cancelados y una creciente presión económica, el país enfrenta uno de los cierres de gobierno más largos y costosos de su historia reciente, con un impacto que podría sentirse mucho después de que se restablezca la actividad federal.

