El secretario general de la ONU reclama a los países ricos cumplir con la financiación verde
En la apertura de la Cumbre del Clima (COP30) celebrada en Belém, Brasil, el secretario general de la ONU, António Guterres, lanzó un llamado directo y urgente: el mundo necesita más ambición y los países desarrollados deben asumir, sin excusas, el liderazgo en la lucha contra la crisis climática.
El mensaje, cargado de advertencias y reclamos, se centró en una exigencia clara: cumplir con la promesa de movilizar 1.300 millones de dólares anuales en financiación climática antes de 2035, tal como se acordó en París. “Es momento de liderar con hechos, no con promesas. Hay que acelerar la transición energética, invertir en energías limpias y frenar la deforestación antes de 2030”, enfatizó Guterres ante una audiencia que lo escuchaba con atención, pero también con la presión de los compromisos incumplidos.
El jefe de Naciones Unidas no se guardó críticas. Apuntó directamente contra las grandes corporaciones que, según dijo, “siguen obteniendo ganancias récord a costa de la devastación climática”, y que destinan miles de millones a influir en decisiones políticas o manipular la opinión pública. “Demasiados líderes siguen siendo rehenes de intereses arraigados, mientras muchos países carecen de recursos para adaptarse o avanzar hacia la energía limpia”, denunció.
Guterres pidió a los líderes reunidos en la Amazonía que acordaran un plan “audaz y creíble” que cierre la brecha entre los compromisos nacionales y la meta global de mantener el calentamiento por debajo de 1,5 °C. Reclamó también una hoja de ruta clara que garantice una financiación “predecible y asequible” para los países más vulnerables. “Sin justicia climática no habrá equidad, ni dignidad, ni prosperidad compartida”, advirtió.
Pese a la magnitud del evento, la cumbre se inauguró con notorias ausencias. De los 190 países representados, menos de 60 enviaron a sus jefes de Estado o de Gobierno. Entre los grandes ausentes destacan el presidente chino, Xi Jinping; el primer ministro indio, Narendra Modi; y el mandatario estadounidense, Donald Trump, quien ha calificado las conferencias climáticas de “estafa” y mantiene su decisión de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París. La salida se formalizará el 27 de enero, un año después de que la Casa Blanca anunciara su retirada.
En este contexto, la COP30 enfrenta un escenario de tensiones y desconfianza. Mientras las naciones más vulnerables piden acciones concretas y fondos reales, las potencias económicas siguen midiendo los costos políticos y financieros de la transición. Guterres, en cambio, dejó claro que no hay tiempo que perder: “La humanidad no puede negociar con la naturaleza. O actuamos juntos, o perderemos todos”.

