La medida busca aliviar la presión en aeropuertos con escasez de personal tras dos meses de parálisis federa
El cierre del gobierno de Estados Unidos, que ya cumple su segundo mes, comienza a golpear de lleno al sistema aéreo del país. El secretario de Transporte, Sean Duffy, anunció este miércoles que la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) reducirá en un 10 por ciento la capacidad de vuelos en zonas de alto tráfico, en respuesta a la creciente falta de personal y al aumento de retrasos en los principales aeropuertos.
“Se trata de identificar dónde está la presión y cómo podemos aliviarla”, explicó Duffy a NBC News durante una conferencia este miércoles. La reducción, que entrará en vigor el viernes, afectará a unas 40 dependencias de la FAA, especialmente en corredores aéreos críticos como Nueva York, Atlanta, Chicago y Los Ángeles.
El anuncio llega tras un fin de semana caótico: más de 5.000 vuelos con origen o destino en aeropuertos estadounidenses sufrieron retrasos solo el domingo, mientras que la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) informó haber revisado a casi 2,7 millones de pasajeros en todo el país.
Esta decisión no se basa en qué aerolínea tiene más vuelos desde qué base. Se trata de identificar dónde se concentra la presión y cómo podemos aliviarla", ha declarado el titular de la cartera ministerial durante una rueda de prensa en la que ha "anticipado que habrá más interrupciones y frustración".
La situación ha encendido las alarmas en el sector. Con miles de empleados federales trabajando sin paga o ausentándose por motivos económicos, los efectos del cierre se extienden más allá de los despachos gubernamentales. Las demoras se acumulan, el tráfico aéreo se congestiona y los pasajeros sienten el impacto directo de una crisis política que parece no tener fin cercano.
Expertos advierten que la reducción de vuelos podría ser solo el comienzo de una cadena de complicaciones logísticas. Las aerolíneas, ya presionadas por la demanda postpandemia, deberán ajustar horarios y rutas, mientras los aeropuertos buscan mantener sus operaciones con equipos limitados.
Duffy reconoció que la medida no resolverá todos los problemas, pero insistió en que busca “mantener la seguridad y estabilidad del sistema aéreo” hasta que el Congreso logre desbloquear el presupuesto.
Por ahora, los viajeros deberán prepararse para más esperas, menos vuelos y un panorama incierto que refleja el alcance real de un cierre gubernamental que ha trascendido la política para afectar el ritmo cotidiano de millones de personas.

