Advierten que modificar el proyecto del Senado pondría en riesgo la paz social
Las principales centrales sindicales del país —CNTD, CNUS y CASC— alzaron la voz este lunes para exigir a la Cámara de Diputados que apruebe sin alteraciones el proyecto de reforma al Código Laboral, ya sancionado por el Senado. El llamado fue directo, sin rodeos: no tocar la cesantía.
En una rueda de prensa conjunta, los líderes sindicales advirtieron que cualquier intento de modificar el texto aprobado por los senadores, especialmente en lo relativo al derecho a la cesantía, sería interpretado como una agresión directa a los trabajadores y un retroceso en materia de derechos laborales.
Rafael “Pepe” Abreu, presidente de la Confederación Nacional de Unidad Sindical (CNUS), fue enfático: “La cesantía no debe ser tocada en ninguna de sus modalidades. Si el Código se tiene que quedar como está, que se quede. Si tienen que retirar esta reforma de ahí, que se retire”.
Abreu recordó que la cesantía es una conquista histórica del movimiento obrero dominicano y que su debilitamiento abriría una peligrosa brecha de precarización laboral. “No vamos a permitir que se juegue con la estabilidad de miles de familias trabajadoras”, sentenció.
Por su parte, Jacobo Ramos, presidente de la Confederación Nacional de Trabajadores Dominicanos (CNTD) y también diputado, subrayó que el proyecto aprobado por el Senado fue fruto de un consenso tripartito entre el Estado, los empleadores y los trabajadores. “No hay excusas. Lo que se acordó debe respetarse. Si se cambia, los diputados tendrán que asumir el costo político y social de esa decisión”, afirmó.
Ramos fue más allá y advirtió que el movimiento sindical está preparado para movilizarse si se vulneran los derechos adquiridos. “Los trabajadores dominicanos no vamos a permitir retrocesos. Si se atenta contra la cesantía o contra los derechos conquistados, el pueblo trabajador sabrá pasar factura en su momento”.
Desde la Confederación Autónoma Sindical Clasista (CASC), también se sumaron al reclamo, insistiendo en que la reforma laboral debe ser una herramienta de fortalecimiento de derechos, no de debilitamiento.
El mensaje fue claro: los sindicatos no están dispuestos a negociar lo que consideran una línea roja. La pelota está ahora en la cancha de los diputados.

