El exvicepresidente, arquitecto clave de la 'Guerra contra el Terror', fallece a los 84 años
El exvicepresidente de Estados Unidos, Richard B. Cheney, una de las figuras más poderosas e influyentes de la política estadounidense de las últimas décadas, ha muerto a los 84 años.
Según un comunicado emitido este martes por su familia, el deceso ocurrió el lunes por la noche debido a "complicaciones" derivadas de una neumonía y de una enfermedad cardiovascular, que lo acompañó por gran parte de su vida adulta.
Dick Cheney sirvió como "número dos" de la Administración de George W. Bush durante dos mandatos, marcando una de las vicepresidencias con más peso ejecutivo en la historia reciente del país, recoge Europa Press..
Su dilatada carrera, sin embargo, abarcó mucho más, convirtiéndolo en uno de los servidores públicos más experimentados de su generación, con un currículum que incluía haber sido jefe de gabinete de la Casa Blanca con Gerald Ford y secretario de Defensa con George H.W. Bush.
La familia lo recordó no solo por su perfil político, sino como "un hombre grande y bueno" que inculcó a sus descendientes el amor por su país, junto con valores como "la valentía, el honor, el amor, la amabilidad y la pesca".
"Estamos agradecidos por todo lo que Dick Cheney hizo por nuestro país", manifestaron en el emotivo comunicado, donde también se agradeció a su esposa por más de seis décadas, Lynne, y a sus dos hijas.
El arquitecto del 11S y la guerra
La etapa de Cheney junto a George W. Bush estuvo indiscutiblemente definida por uno de los momentos más sísmicos de la historia reciente de Norteamérica: los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la subsiguiente declaración de la "guerra contra el terrorismo".
Como vicepresidente, se consolidó como una voz central en la toma de decisiones militares y de seguridad nacional, un hombre de gran inteligencia y seriedad que ejerció una influencia notoria en la política exterior estadounidense durante esos años turbulentos.
El expresidente Bush fue uno de los primeros en lamentar públicamente la muerte de su socio político, describiéndola como "una pérdida para la nación y una pena para sus amigos". Bush elogió a Cheney como "uno de los mejores servidores públicos de su generación" y un "patriota" que ostentó sus cargos con "integridad, gran inteligencia y seriedad".
"Aún le doy las gracias por estar a mi lado durante ocho años", recordó Bush, aludiendo a los "grandes desafíos nacionales" de su época, donde Cheney "antepuso la libertad y la seguridad de los ciudadanos estadounidenses".
Problemas de salud y un gesto contra trump
A pesar de su imagen de hombre fuerte en la política, la vida de Cheney estuvo constantemente marcada por sus problemas de salud. Su primer infarto se produjo antes de cumplir los 40 años, un presagio de los desafíos cardiovasculares que lo acompañarían. En 2012, se sometió a un trasplante de corazón que lo llevó, de manera inevitable, a un segundo plano político.
Aun así, como pilar histórico del Partido Republicano durante varias décadas, no dudó en alzar la voz en su última etapa. En un gesto notable que subraya la división interna del partido, Cheney no escatimó críticas a Donald Trump, llegando incluso a declarar que votaría por la candidata demócrata, Kamala Harris, en las elecciones presidenciales de noviembre de 2024. Su muerte cierra el telón a una carrera que define una era, para bien o para mal, en el corazón del poder estadounidense.

