Von der Leyen, Macron y Merz cancelan su asistencia a la cita en Santa Marta, marcada por divisiones y un ambiente diplomático enrarecido.
La próxima Cumbre entre la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), prevista para celebrarse este domingo en Santa Marta, Colombia, llega rodeada de incertidumbre y con una lista de ausencias que pone en entredicho su alcance político. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el presidente francés, Emmanuel Macron; y el canciller alemán, Friedrich Merz, han cancelado su participación a última hora, confirmando un panorama de fracturas internas y tensiones diplomáticas que atraviesan ambos lados del Atlántico.
Desde el Palacio del Elíseo, se confirmó este martes que Macron no viajará a Colombia. Lo mismo ocurrió con Von der Leyen y Merz, quienes hasta hace pocos días mantenían el encuentro en sus agendas. En su lugar, la UE estará representada por el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, y la Alta Representante de Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, quien asistirá en nombre de la mandataria comunitaria.
Fuentes europeas admiten que la asistencia será más reducida de lo previsto. “La participación ha ido disminuyendo en los últimos días, tanto del lado europeo como latinoamericano”, señalaron a Europa Press, destacando que la inestabilidad política y las diferencias ideológicas han mermado el entusiasmo por una cita que buscaba reforzar el vínculo entre ambos bloques.
Aun así, el Gobierno español confirmó la presencia del presidente Pedro Sánchez, uno de los pocos jefes de Estado europeos que mantiene firme su compromiso con el encuentro. En total, se espera que no más de una decena de líderes europeos asistan a Santa Marta, cifra que contrasta con la magnitud diplomática que suelen tener estas reuniones birregionales.
La decisión de Von der Leyen de no acudir, según un portavoz comunitario, responde “a la luz de la actual agenda política europea y de la baja participación de otros jefes de Estado y de Gobierno”. Sin embargo, su ausencia ha generado malestar entre algunos Estados miembros, que esperaban una representación de mayor peso político. Aun así, la Comisión Europea insiste en que el evento sigue siendo una oportunidad para “reforzar los lazos en un contexto de desafíos globales y divisiones geopolíticas”.
Por su parte, desde el Consejo Europeo, Antonio Costa subrayó que la cumbre representa “una oportunidad importante para mantener el compromiso entre la UE y la CELAC”. “En un período de volatilidad e incertidumbre, es vital que la Unión Europea actúe como un socio fiable y predecible”, expresó su portavoz.
Mientras tanto, el presidente colombiano, Gustavo Petro, anfitrión del encuentro, no ha ocultado su frustración ante la falta de apoyo internacional. En un mensaje difundido en redes sociales, acusó a “fuerzas ajenas a la paz” de intentar que la cumbre “fracase”. Según el mandatario, “en la nueva geopolítica fósil y antidemocrática, se busca que los pueblos que desean libertad y democracia no se junten”.
A las tensiones diplomáticas se suma el contexto regional. La reciente decisión de República Dominicana de aplazar sine die la Cumbre de las Américas que se celebraría esta semana en Punta Cana —tras excluir a Nicaragua, Venezuela y Cuba— ha evidenciado las divisiones que atraviesan el continente. Países como México y Colombia también rechazaron participar en solidaridad con los excluidos.
Por si fuera poco, la reunión en Santa Marta coincide con otros eventos de peso internacional, como la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Belém, Brasil, y el paso del huracán Melissa por varios países caribeños, lo que ha complicado los desplazamientos de delegaciones.
En medio de este panorama, las relaciones entre Estados Unidos y varios gobiernos latinoamericanos siguen tensas. Las operaciones del Pentágono contra supuestas narcolanchas en el Caribe y las amenazas del presidente Donald Trump de intervenir militarmente en Venezuela han añadido más presión a una cumbre que, de momento, parece estar más cerca del desencuentro que del diálogo.

