Revalidan su corona al vencer a Toronto en un dramático séptimo partido, cimentando su dinastía en la MLB.
NUEVA YORK.-Los Angeles Dodgers no solo ganaron un campeonato; forjaron una dinastía. En una noche de infarto, donde el guion de Hollywood se quedó corto, el equipo californiano derrotó a los Toronto Blue Jays en el séptimo y definitivo partido de la Serie Mundial de Béisbol. Con esta épica victoria, los Dodgers no solo revalidan el título del año pasado, sino que se convierten en la primera franquicia en un cuarto de siglo en proclamarse campeona por segundo curso consecutivo.
El sábado por la noche no fue un simple juego, fue una batalla de nervios y hazañas deportivas. La alineación de Los Ángeles, plagada de estrellas como Shohei Ohtani y Yoshinobu Yamamoto, se encontró contra las cuerdas durante la mayor parte del encuentro. El marcador reflejó una desventaja de 3-0 en contra en las entradas iniciales, y la novena se inició con el fantasma de la derrota acechando: 4-3 a favor de Toronto.
La magia de la novena entrada
Los Blue Jays ya acariciaban la gloria, esa que no sentían desde 1993. La afición de Toronto contenía el aliento, lista para explotar en júbilo, pero el destino tenía reservado un giro dramático. Fue entonces cuando apareció el venezolano Miguel Rojas, un hombre acostumbrado a los momentos de presión.
Con un swing que resonó en todo el estadio, Rojas conectó un cuadrangular salvador, un home run que no solo empató el marcador 4-4, sino que inyectó una dosis letal de moral a los Dodgers y de pánico a los canadienses. El partido se iría a extrainnings.
El momentum estaba ahora del lado de California, y en el desempate no tardaron en capitalizarlo. La estocada final llegó de la mano de Will Smith. En un turno al bate que será recordado, Smith repitió la fórmula milagrosa de Rojas, conectando otro home run que silenció a la banca de Toronto y puso a los Dodgers en una ventaja crucial.
La defensa se encargó de sellar la hazaña. Un oportuno doble play en el último suspiro puso fin a la agonía, desatando la euforia en el dugout angelino. Los Dodgers se llevaron el séptimo partido por un margen mínimo, conquistando así un título que parecía escaparse.
Este bicampeonato no es un logro menor. Al revalidar su corona, Los Ángeles se une a un club extremadamente selecto de la élite del béisbol. Solo los legendarios Reds de Cincinnati (1975 y 1976) y los Yankees de Nueva York (1999 y 2000) habían logrado encadenar dos títulos consecutivos en las Series Mundiales en la era moderna. Los Dodgers han demostrado que no solo son un equipo de estrellas, sino una verdadera máquina de hacer historia.

