El alto comisionado Volker Türk exige el fin de los bombardeos que han matado a 61 personas en el Caribe.
GINEBRA, Suiza. – La tensión se dispara en el debate sobre la lucha antinarcóticos. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, elevó este viernes una condena enérgica contra Estados Unidos, calificando sus recientes ataques aéreos contra embarcaciones en el Caribe y el Pacífico como "ejecuciones extrajudiciales injustificables".
La operación aeronaval estadounidense, desplegada en el Caribe desde el 2 de septiembre, ha dejado un saldo trágico: al menos 61 personas han muerto y 15 embarcaciones han sido pulverizadas. El argumento de Washington es que estos navíos transportaban drogas desde América Latina hacia su territorio.
"Estos ataques, y su creciente costo humano, son inaceptables", declaró Türk con firmeza. "Estados Unidos debe ponerles fin y tomar todas las medidas necesarias para evitar las ejecuciones extrajudiciales de personas a bordo de las embarcaciones, independientemente de la conducta delictiva que se les impute".
El narcotráfico no es guerra, es aplicación de la ley
A pesar de que las víctimas son mayoritariamente de nacionalidad venezolana, colombiana y trinitense (con apenas tres sobrevivientes reportados), Washington no ha presentado pruebas que sustenten las acusaciones de narcotráfico para justificar la fuerza letal.
Türk fue categórico al señalar que los asaltos "no tienen justificación alguna en el derecho internacional". La posición estadounidense, que defiende estas acciones como parte de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo en el marco del derecho internacional humanitario, fue refutada por el alto comisionado.
Türk recordó que la lucha contra el tráfico ilícito de drogas es fundamentalmente una cuestión de aplicación de la ley, no un conflicto armado, y por lo tanto, "debe regirse por las estrictas limitaciones al uso de la fuerza letal establecidas en las leyes internacionales de derechos humanos". Estas leyes solo permiten el uso de la fuerza como último recurso y contra personas que representen una "amenaza inminente para la vida".
"Ninguna de las personas a bordo de las embarcaciones atacadas parecía representar una amenaza inminente para la vida de otros ni justificar el uso de la fuerza letal contra ellas", enfatizó el funcionario de la ONU.
Alerta regional y refuerzo militar
La oficina de Türk (Acnudh) en Ginebra insistió en que, en lugar de bombardeos, Washington debe volver a los métodos policiales tradicionales: interceptación legal de embarcaciones y detención de sospechosos conforme a las normas penales que respeten el debido proceso y un juicio justo.
Mientras tanto, Estados Unidos no solo sostiene la fuerza naval desplegada, sino que anunció su refuerzo inminente con el poderoso grupo aeronaval del portaaviones Gerald Ford. Este despliegue apunta directamente hacia Venezuela, luego de que el presidente Donald Trump acusara al mandatario Nicolás Maduro de dirigir un "Cartel de los Soles".
La escalada ya ha generado una respuesta de Caracas, que denunció los planes de EE. UU. como una excusa para atacar y puso en alerta a sus militares. Incluso el presidente colombiano, Gustavo Petro, se sumó a las denuncias, lo que le costó ser colocado por Washington en una lista de personas sujetas a posibles sanciones económicas.
A pesar de las crecientes tensiones y rumores, el presidente Trump desmintió de forma lacónica a la prensa a bordo del Air Force One sobre una orden de acciones militares inminentes en territorio venezolano: "No, no es verdad". La crisis, sin embargo, sigue escalando con la clara oposición de la ONU a los métodos empleados. Con datos de la agencia IPS,

