Batacazo en Toronto: La magia de Betts y Yamamoto extiende el drama por el título
El telón de la Serie Mundial de 2025 se niega a caer. En una noche cargada de tensión y nervios a flor de piel en el Rogers Centre, los Dodgers de Los Ángeles firmaron una victoria esencial, venciendo 3-1 a los Blue Jays de Toronto para esquivar la eliminación y empujar el pulso final al decisivo Juego 7. Lo que se esperaba fuera una coronación se ha transformado en un drama que tendrá su desenlace el sábado.
Los Ángeles demostraron que el pedigree de campeón no se extingue fácilmente, aun con el agua al cuello y jugando a miles de kilómetros de casa. Su supervivencia se cimentó en dos pilares innegociables: el brazo dominante del abridor japonés Yoshinobu Yamamoto y el bate implacable de su superestrella, Mookie Betts.
La ofensiva angelina tardó en carburar, pero cuando lo hizo, fue letal. El golpe de gracia llegó en la tercera entrada, un rally que decantó la balanza. Will Smith abrió la cuenta con un doblete impulsor, pero el momento cumbre lo rubricó Betts. Su sencillo de dos carreras no solo puso el 3-1 en la pizarra, sino que inyectó una dosis de confianza vital al dugout visitante, sepultando las esperanzas tempranas del abridor de los Azulejos, Kevin Gausman, quien simplemente fue superado por la intensidad del momento.
En el montículo, Yamamoto dio otra cátedra de control y templanza, silenciando a una afición local que olía la victoria. El nipón maniató a la potente alineación de Toronto, limitándola a una solitaria carrera a lo largo de seis entradas de pura autoridad. Tras él, el relevo de los Dodgers fue una muralla, pero no sin un último y mayúsculo sobresalto.
El drama alcanzó su punto álgido en la novena entrada. Con el corazón en la garganta de cada aficionado, los Blue Jays llenaron la segunda y la tercera base sin outs, con la carrera del empate a tiro. El bullpen de Los Ángeles tambaleaba, la historia parecía conspirar contra ellos. Fue entonces cuando emergió la figura del stopper Tyler Glasnow.
El diestro, con una frialdad inverosímil, se enfrentó al nudo gordiano. El desenlace, digno de un guion de cine, llegó con un double play crucial de Kiké Hernández que puso fin al partido y al asedio, dejando un rugido de alivio en el lado de los Dodgers.
Con este triunfo agónico, la serie se iguala 3-3, preparando el escenario para un Juego 7 de proporciones épicas. El 41.º juego decisivo de la historia de la Serie Mundial tendrá lugar este sábado, nuevamente en el Rogers Centre.
La intriga se multiplica al confirmarse que el legendario Max Scherzer abrirá por los Blue Jays. La ironía del destino coloca a "Mad Max", artífice del último Juego 7 de la Serie Mundial en 2019 con los Nationals, contra su exequipo. Además, compartirá dugout con George Springer, el otro héroe de aquella final.
El béisbol se ha reservado el mejor plato para el final. Mañana no solo se disputa un juego, se disputa un legado.

