Más de 500 familias de Sabana Pérdida reciben títulos que transforman su futuro.
En Sabana Pérdida, Santo Domingo Norte, el presidente Luis Abinader encabezó este viernes un acto que, más que protocolar, fue profundamente simbólico: la entrega de 551 títulos de propiedad a familias que llevaban más de cuatro décadas esperando por el reconocimiento legal de sus hogares. Acompañado por el ministro de Vivienda y Edificaciones, Carlos Bonilla, el mandatario reafirmó su compromiso con la seguridad jurídica y el desarrollo social del país.
Este evento no fue un gesto aislado. Con estas nuevas entregas, ya suman 920 los títulos distribuidos por el MIVED durante la actual gestión. Pero más allá de las cifras, lo que se vivió en Sabana Pérdida fue un acto de reparación histórica. Familias que por generaciones vivieron en la incertidumbre, hoy pueden mirar al futuro con la tranquilidad que da el papel que certifica que su casa, por fin, les pertenece.
Abinader lo dijo sin rodeos: “La titulación es una marca de nuestro gobierno”. Y no se quedó en palabras. Aseguró que este tipo de iniciativas no solo brindan paz a las personas, sino que también dinamizan la economía. “Cuando salgan de aquí, el valor de sus viviendas estará triplicado”, afirmó, destacando el impacto directo que tiene la formalización de la propiedad en el patrimonio familiar.
Por su parte, Bonilla puso el foco en lo humano. “Estos títulos no son un simple papel”, dijo. “Representan la certeza de un hogar propio, la posibilidad de acceder a créditos, de heredar con tranquilidad y de mirar al futuro con esperanza”. Su discurso conectó con la historia de cada familia, con los años de espera, con los sueños postergados.
El proceso no fue sencillo. Requirió censos, revisión de expedientes, firmas, asesoría legal gratuita y una logística que involucró a juntas de vecinos, iglesias de distintas denominaciones y un equipo del MIVED que se mantuvo en el terreno durante dos años.
Además de Sabana Pérdida, el ministerio ha entregado títulos en Invivienda, Manoguayabo, Cancino, Juan Pablo Duarte, Bayaguana y Bonao. Cada entrega refuerza el tejido legal y social del país, integrando a cientos de familias al sistema formal de propiedad.
Lo que ocurrió este viernes no fue solo una ceremonia. Fue un paso firme hacia una República Dominicana más justa, donde tener un techo propio no dependa de la suerte, sino del reconocimiento del Estado.

