La tormenta, ahora categoría 2, obliga a cientos a evacuar mientras se acerca.
El aire se espesa y el mar respira con ansia. Mientras el huracán Melissa gira sus fauces hacia el centro y sureste de las Bahamas, cientos de residentes han llegado ya a New Providence, buscando refugio de lo que se avecina. No es para menos. Aunque haya bajado de su letal categoría 5, con la que devastó Jamaica apenas ayer, Melissa sigue siendo una bestia imparable.
Leon Lundy, ministro de Estado para la Gestión de Riesgos, se dirigió a la Asamblea con palabras contundentes. “El peligro no ha pasado”, advirtió, sin rodeos. Su mensaje para quienes permanecen en las islas del sureste fue claro y urgente: “Les insto a permanecer en sus casas y refugiarse en un lugar fortificado. El tiempo para desplazarse ha terminado”. La realidad ya se siente en el archipiélago: “El sistema… ahora se centra sobre Cuba, con fuertes corrientes que ya afectan a partes de nuestras islas del sur”.
Los reportes comienzan a filtrarse, pintando un cuadro de lo que está por venir. Inagua, Acklins, Crooked Island y Mayaguana ya sufren fuertes lluvias, ráfagas de viento y los primeros cortes de energía. La trayectoria caprichosa de la tormenta ha reconfigurado las predicciones. Los meteorólogos inicialmente apuntaban a Crooked Island y Acklins como el blanco principal, pero ahora la mirada se dirige con preocupación a Ragged Island, Long Island, Rum Cay y San Salvador.
En medio de este éxodo forzado, emergen historias de decisión rápida y preocupación. Como la de Novelet Turnquest, una residente de toda la vida en Inagua. Ella formó parte del primer grupo de evacuados, pero en su caso, hizo un movimiento inverso y audaz: salió de Nassau el lunes por la noche para regresar a Inagua. Su objetivo era claro: proteger su casa y sus pertenencias antes de que la tormenta descargue toda su furia. Una carrera contra el tiempo y los elementos.
Según el último boletín del Departamento de Meteorología, los vientos máximos sostenidos de Melissa rondan ahora las 105 millas por hora, con ráfagas aún más destructivas. La alerta es precisa: “Los residentes de Ragged Island, Inagua y Acklins están comenzando a experimentar vientos con fuerza de tormenta tropical”. Esta mañana, la banda de mal tiempo se extenderá a Crooked Island, Long Cay, Long Island y Rum Cay. Para la tarde, San Salvador, el sur de Exuma, el sur de Cat Island y las Islas Turcas y Caicos sentirán el embate.
La amenaza no son solo los vientos. Melissa trae consigo un combo peligroso: lluvias intensas, inundaciones generalizadas en zonas interiores y costeras, y un mar embravecido que vuelve letal cualquier acercamiento a la orilla. La magnitud final del impacto, sin embargo, es una incógnita que depende de cuánta fuerza conserve Melissa en su avance.
Lundy fue enfático en su advertencia final, dirigida a quienes podrían bajar la guardia al saber que ya no es un huracán categoría 5. “Incluso un huracán debilitado conserva la capacidad de causar una devastación grave”, afirmó. “Los vientos de categoría dos y la amenaza de inundaciones aún representan un riesgo real para la vida. Nadie debe confiarse. El peligro no ha pasado”. Mientras tanto, el gobierno ya ha evacuado a casi 1.500 personas en los últimos dos días. La cuenta regresiva continúa.
