Urgen medidas sanitarias familiares y hospitalarias para contener enfermedades post-ciclón
Santo Domingo. La furia de los aguaceros asociados al huracán Melissa ha pasado, pero el riesgo sanitario apenas comienza. El reconocido infectólogo dominicano Jorge R. Yunen ha lanzado una severa advertencia sobre las inevitables consecuencias en la salud pública, especialmente tras las torrenciales lluvias que azotaron el Gran Santo Domingo, el Sur y el Este del país.
Yunen recordó una máxima básica que, a su juicio, suele ser ignorada: "Todo el mundo sabe que un proceso torrencial trae muchas enfermedades". Las copiosas precipitaciones no solo siembran el escenario perfecto para la proliferación de vectores como el mosquito del dengue y otros virus, sino que también contaminan vastas fuentes de agua con materia fecal.
El especialista, entrevistado en el programa D’AGENDA, fue directo al abordar el fantasma recurrente del cólera, intensificado por la situación que atraviesa Haití. Sin embargo, precisó que la clave inmediata es la prevención doméstica.
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"Me llama la atención que comenzamos a resolver los problemas después que las lluvias comienzan", lamentó Yunen, insistiendo en que la medida más vital es, esencialmente, un regreso a los protocolos más estrictos de higiene. Esto implica lavarse las manos con agua y jabón durante 15 o 20 segundos, un hábito fundamental para la prevención de enfermedades y que debe extenderse a la desinfección adecuada de los alimentos.
El médico anticipó que la llegada de brotes es casi un hecho, aunque aclaró que muchos casos de gripe serán erróneamente atribuidos a Melissa. La verdadera vulnerabilidad reside, según su criterio, en la baja tasa de vacunación actual, consecuencia directa de la "infodemia" desatada contra las vacunas.
Alerta por resistencia antibiótica: un riesgo silencioso
Más allá de las enfermedades post-lluvias, el doctor Yunen elevó una alarma sanitaria global con foco en la República Dominicana: el incremento de la resistencia bacteriana y microbiana, un problema que nace tanto dentro como fuera de los hospitales.
El experto propuso la implementación urgente de medidas hospitalarias rigurosas. Cada centro de salud debería manejar su propio antibiograma, y el uso de antibióticos de amplio espectro para infecciones complejas debería estar condicionado a la aprobación de un equipo de infectología. La aplicación indiscriminada de estos medicamentos no solo afecta al paciente, sino que puede generar una cepa multirresistente capaz de obligar a la evacuación de un centro.
En el ámbito extrahospitalario, la automedicación es el enemigo público número uno. Yunen deploró que la gente use antibióticos sin prescripción, mezclando tratamientos sin conocer la cepa y cayendo en el uso libre del medicamento. Esto "empeora lo que es la resistencia microbiana mundial". Por ello, el facultativo favoreció que todas las recetas sean controladas, aunque no necesariamente por la DNCD, para imponer un orden vital en la dispensación de fármacos.
El sistema de salud y el paciente como eje
Finalmente, el presidente del Grupo Yunen abordó el sistema de la Seguridad Social, asegurando que el problema no radica en una falla de la ley, sino en la falta de honestidad y trabajo en equipo entre las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS) y los prestadores de servicios. La clave es la "preglosa", una instancia de conciliación para evitar pleitos que solo perjudican la atención.
“Trabajar en equipo por el bien de un solo interés, que es el paciente”, sentenció. Aseguró que el sistema, a pesar de sus imperfecciones iniciales (como haber copiado el modelo colombiano), ha logrado avances significativos y no requiere una reforma total, sino que se cumpla la ley que exige dar el servicio y responder a los pacientes. La salud es un servicio, y según Yunen, "el dinero da, pero hay que dar el servicio".

