Caracas rechaza acciones "neocoloniales" de Washington contra el presidente colombiano y su círculo
MADRID, 25 de octubre – La tensión diplomática entre Estados Unidos y Colombia ha encontrado una inesperada caja de resonancia en Caracas. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha salido en firme defensa de su homólogo colombiano, Gustavo Petro, y ha condenado sin ambages las recientes sanciones impuestas por Washington contra él y figuras clave de su entorno, catalogando la relación bilateral como la de dos "hermanas siamesas".
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Maduro, durante una intervención pública en Caracas, no dudó en utilizar un lenguaje cargado de simbolismo histórico. “Colombia y Venezuela, hermanas siamesas, unidas en la fortuna, en el riesgo y en la oportunidad, unidas para siempre en Simón Bolívar”, expresó el mandatario, subrayando lo que denominó "el valor histórico y fraterno" que vincula a las dos naciones. Este gesto de apoyo llega en un momento delicado, tras una semana de cruce de declaraciones y amenazas directas desde Washington.
El rechazo a la OFAC: Injerencia y sanciones
El respaldo de Maduro se materializó después de que la Presidencia venezolana emitiera un comunicado contundente. El texto, compartido por el ministro de Exteriores Yván Gil, rechaza "categóricamente" la designación de Petro, la primera dama Verónica Alcocer, su hijo Nicolás Petro, y el ministro del Interior, Armando Benedetti, en la temida ‘lista negra’ de antinarcóticos de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de EEUU.
Caracas tildó estas medidas de "acciones ilegales, ilegítimas y de carácter neocolonial", contraviniendo el Derecho Internacional y la Carta de Naciones Unidas. La postura venezolana es clara: "Las denominadas medidas coercitivas unilaterales son mecanismos de agresión y presión política prohibidos por el sistema multilateral y condenadas por la ONU".
El Gobierno venezolano interpreta este movimiento de Washington como un "intento de injerencia externa" con un objetivo específico: "someter políticamente a los Estados independientes de la región". Más allá de la injerencia general, se puntualizó que la acción busca "criminalizar al presidente Gustavo Petro" y, en última instancia, "promover la desestabilización interna en Colombia".
¿Venganza o Lucha Antidrogas?
La narrativa de Caracas defiende a Petro como el único líder colombiano que ha "enfrentado de manera directa al narcotráfico y a sus redes vinculadas con mafias políticas", incluyendo aquellas que tienen "conexiones en centros de poder en Estados Unidos". Este argumento sirve para calificar las medidas de la OFAC como "retaliatorias y extorsivas".
La Presidencia venezolana fue más allá, sugiriendo que "estas designaciones parecen responder a los intereses de mafias transnacionales infiltradas en espacios de poder en Washington, antes que a una verdadera lucha contra las economías ilícitas". La exigencia es la misma de siempre: "el cese inmediato de estas prácticas coercitivas" y "toda forma de injerencia" que afecte la dignidad y soberanía regional.
Las sanciones se produjeron poco después de que el secretario del Tesoro, Scott Bessent, acusara a Petro de "permitir el crecimiento de los cárteles de la droga" y de "otorgar beneficios a organizaciones narcoterroristas" bajo su plan de "paz total", lo que, a su juicio, ha llevado a niveles récord de cultivo de coca y producción de cocaína.
Estas acciones de la OFAC, que implican el bloqueo de bienes en Estados Unidos, llegan en la misma semana en la que el expresidente Donald Trump, quien ha vuelto a manifestar su influencia en la política exterior, amenazó con tomar "medidas muy severas" contra Colombia, tachando a Petro de "matón y mal tipo que produce mucha droga".
La defensa de Maduro, por tanto, se consolida como un frente regional contra la presión de Estados Unidos, uniendo a dos gobiernos históricamente distantes en un nuevo eje de resistencia geopolítica.
