La tormenta, casi inmóvil, amenaza con convertirse en huracán
Santo Domingo.- La tormenta tropical Melissa se ha convertido en una bomba de agua de movimiento lento. Atrapada en el mar Caribe central por la falta de vientos que la guíen, el sistema se ha detenido casi por completo. Esta peligrosa calma no es una buena noticia: significa que las lluvias torrenciales caerán durante horas, quizá días, sobre las mismas comunidades, elevando el riesgo de inundaciones catastróficas y deslizamientos de tierra a un nivel extremo.
Tras su formación el 21 de octubre, Melissa ha deambulado de manera errática cerca del sur de Jamaica y Haití. Su núcleo, débil y desorganizado en estos momentos, ha sido relocalizado por los meteorólogos, pero su lentitud es su mayor amenaza. Un sistema que se mueve o se estanca es como una manguera abierta sobre un solo punto de un jardín; la tierra se satura, los ríos se desbordan y las laderas se vuelven inestables.
El letargo actual, sin embargo, es la calma que precede a un estallido. Los pronósticos son contundentes: las aguas excepcionalmente cálidas del Caribe y la disminución de la cizalladura del viento crean el caldo de cultivo perfecto para una intensificación rápida. Los modelos apuntan a que Melissa podría reorganizarse y transformarse en un huracán mayor, alcanzando incluso la categoría 4 para este fin de semana.
Mientras se prepara para ese salto, su impacto ya se siente en tierra. Jamaica, Haití y República Dominicana están bajo la sombra constante de sus bandas nubosas. La lluvia no da tregua, el oleaje azota las costas y los vientos comienzan a rugir. En Haití, la situación es particularmente crítica, donde la vulnerabilidad del terreno y la fragilidad de las infraestructuras ya han cobrado una primera víctima mortal.
Los servicios meteorológicos, con el Centro Nacional de Huracanes a la cabeza, no quitan el ojo del sistema. Cada actualización refina la trayectoria y la intensidad prevista. La orden para la población es clara y urgente: este es el momento de tomar todas las precauciones. Melissa no es una tormenta cualquiera; es una prueba de paciencia y resistencia, un fenómeno que usa su propia lentitud como su arma más letal.

