El candidato presidencial boliviano insta a votar libremente en una jornada que define el rumbo del país.
LA PAZ, Bolivia.- En la escuela Eustaquio Méndez, en el municipio de Tarija, se respiraba algo más que el aire matinal. Entre el ir y venir de votantes, Rodrigo Paz, candidato del Partido Demócrata Cristiano, acompañaba a su padre, el expresidente Jaime Paz Zamora, en un gesto cargado de simbolismo. Frente a los medios, su mensaje fue claro y directo, alejándose del guión habitual de la campaña. "Voten, voten y voten", insistió, pero con una salvedad significativa: "Elija usted al que quiera".
Sus palabras no eran una simple exhortación cívica. Tras veinte años de gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), Paz quiso marcar un punto de inflexión. "Este es un momento de cambio, de renovación", afirmó, con la convicción de quien cierra un capítulo. "Creo que el país, en este año del bicentenario, cierra 200 años de un ciclo y empieza uno nuevo".
La jornada electoral boliviana, tensa y polarizada, encontró en sus declaraciones un tono de cierre. "Culminó esta etapa muy desagradable, muy desagradable", reiteró, refiriéndose implícitamente a los años bajo el liderazgo de Evo Morales y el MAS. Sin mencionar a la izquierda directamente, su alusión a la ausencia de un candidato de ese sector en esta segunda vuelta fue el telón de fondo de su discurso. Para Paz, lo que primaba este domingo era "la libertad que tiene el pueblo de poder votar, definir".
Más tarde, en la escuela Narciso Campero de la ciudad de Tarija, donde ejerció su propio derecho al voto, el candidato amplió su mensaje. Fue un llamado a la unidad, pero también un reconocimiento tácito de la reñida contienda que libra contra Jorge 'Tuto' Quiroga, de la Alianza Libre. "Lo importante es que, más allá de las líneas políticas y de la guerra sucia, el país vote", declaró, pidiendo el fin de las acusaciones cruzadas que marcaron la campaña.
Con la mirada puesta en lo que viene después, Paz hizo un llamado que trascendió su propia candidatura. "Después de esta jornada, el presidente electo gobierne y lo ayudemos a gobernar entre todos, sea mi persona u otra". La frase sonó a un posible gesto de conciliación ante un resultado que se anticipaba ajustado.
Su agenda para el resto del día reflejaba la expectativa de la noche electoral. Tras votar, su plan era viajar a La Paz para esperar los resultados junto a su candidato a vicepresidente, Edman Lara. Mientras tanto, en las calles de Bolivia, los ciudadanos decidían si el "ciclo nuevo" que vislumbraba Rodrigo Paz comenzaría con su nombre o con el de su contrincante. La etapa desagradable, al menos según su lectura, había terminado. Lo que seguía era la incertidumbre de lo nuevo.