Netanyahu ordena actuar "con fuerza" tras un asalto que dejó dos soldados muertos y violó la tregua.
La frágil tregua entre Israel y Hamas se ha hecho añicos en cuestión de horas. Lo que parecía una calma tensa pero sostenible ha estallado en una nueva espiral de violencia que aleja cualquier esperanza de paz inmediata. Este domingo, la Franja de Gaza ha vuelto a ser escenario de ataques aéreos israelíes y enfrentamientos tras un asalto palestino que costó la vida a dos soldados.
Todo comenzó en Rafá, al sur del enclave. Sobre las 10:30 de la mañana, un grupo de milicianos emergió de uno de los túneles que atraviesan Gaza. Su objetivo era una unidad de ingenieros militares israelíes que operaba cerca de la carretera de Saladino. El ataque fue rápido y letal: dispararon bombas RPG contra una excavadora militar. En el asalto murieron el mayor Yaniv Kula, de 26 años, y el sargento Itay Yavetz, de 21. Tres soldados más resultaron heridos, uno de ellos de gravedad.
La respuesta de Benjamin Netanyahu no se hizo esperar. Tras una reunión de emergencia con su cúpula de seguridad, el primer ministro israelí dio instrucciones claras al Ejército: actuar "con fuerza contra los objetivos terroristas en la Franja de Gaza". El mensaje, publicado en la cuenta oficial de X, dejaba poco espacio a la interpretación. La tregua, en vigor desde el pasado 10 de octubre, había sido violada.
Las fuerzas aéreas israeles desencadenaron de inmediato una veintena de ataques. Sus objetivos iban desde almacenes de armas hasta infraestructura militar y posiciones de tiro. Uno de los blancos más significativos fue una ruta subterránea de seis kilómetros que, según Israel, Hamas utilizaba "para promover complots terroristas". Aviones de combate la destruyeron con más de 120 proyectiles.
En el campo palestino, las consecuencias no tardaron en llegar. Un bombardeo sobre una casa en el campamento de refugiados de Al Bureij, en el centro de Gaza, se cobró al menos diez vidas. La vivienda, propiedad de la familia Duhal y situada cerca de la Gran Mezquita, quedó reducida a escombros. El balance total de la jornada ascendió a 23 palestinos muertos en los diversos ataques.
Mientras los aviones israelíes surcaban el cielo de Gaza, Hamas emitía un comunicado que añadía más capas de confusión al conflicto. El movimiento islamista no solo negó cualquier responsabilidad en el ataque de Rafá, sino que aseguró llevar meses sin contactar con sus unidades en esa zona, actualmente bajo control israelí. Reiteró, además, su compromiso "total" con el cese de hostilidades.
La contradicción es evidente. Israel responsabiliza a Hamas de romper la tregua, mientras este se desvincula del ataque que provocó la muerte de los dos soldados. En medio, la población de Gaza vuelve a vivir bajo el sonido de las sirenas y las explosiones. La tregua, que tantas esperanzas había generado, ha durado poco. La paz, una vez más, se muestra como un horizonte lejano en una tierra acostumbrada a la guerra.