Un rally en el octavo definió el clásico y encendió el Estadio Cibao
Santo Domingo.- El Estadio Cibao vivió una tarde eléctrica. En un duelo de alta tensión y tribunas encendidas, las Águilas Cibaeñas derrotaron con autoridad 4-0 a los Tigres del Licey, logrando una blanqueada que levantó de sus asientos a miles de fanáticos en Santiago. Fue un clásico vibrante, definido por un rally dorado en la octava entrada y un pitcheo impecable de los locales.
La ofensiva aguilucha fue encabezada por Raynel Delgado, con dos imparables; Aderlin Rodríguez y Carter Jensen, con un doble cada uno; y Adael Amador, Juan Lagares, Ángel Genao y Leody Taveras, con un sencillo por cabeza.
Desde el primer lanzamiento, el juego se sintió cerrado. El pitcheo aguilucho impuso respeto temprano, dominando a la poderosa alineación azul. Cada entrada fue una batalla táctica: los abridores se enfrascaron en un duelo de precisión, mientras el público mantenía el aliento contenido.
El marcador se mantuvo inmutable durante siete episodios. Licey tuvo sus momentos, pero nunca encontró la forma de descifrar la combinación de lanzamientos de los cibaeños, que supieron salir ilesos en los momentos de apremio. Por su parte, la ofensiva amarilla embasaba con frecuencia, pero sin lograr el batazo clave. Hasta que llegó el octavo.
La magia del “nido” explotó cuando los bates aguiluchos despertaron. Con dos outs en la pizarra, Ángel Genao abrió la puerta con un boleto. Carter Jensen, paciente y con buena vista, conectó un doble profundo por el jardín izquierdo que permitió a Genao anotar la primera del encuentro.
El rugido del público fue ensordecedor. Y como si el impulso fuera inevitable, Leody Taveras continuó la ofensiva con un sólido rodado al central que trajo otra carrera. El rally siguió con batazos consecutivos que ampliaron la ventaja hasta dejar el marcador 4-0.
El bullpen aguilucho hizo el resto. Con autoridad y temple, cerraron el noveno episodio sin permitir libertades. Mel Rojas Jr. y Liover Peguero fueron retirados rápidamente, y aunque Armando Álvarez logró un sencillo al cuadro, la defensa amarilla se mantuvo firme para sellar la blanqueada. El último out provocó una ovación que retumbó en todo el estadio.
El triunfo tiene un peso especial. No solo por el marcador, sino por lo que representa ganarle al Licey en casa: orgullo, confianza y dominio en el clásico más intenso del béisbol invernal. El pitcheo fue la clave, con un cuerpo de lanzadores que limitó a los azules a contadas oportunidades y una ofensiva que supo despertar en el momento justo.
Las Águilas se apuntan así una victoria crucial que fortalece su posición y enciende aún más la rivalidad. Los Tigres, por su parte, tendrán que ajustar su ofensiva si quieren devolver el golpe en el próximo enfrentamiento.
El béisbol dominicano vuelve a mostrar su grandeza: emoción, estrategia y pasión en cada lanzamiento. En Santiago, esta noche, el vuelo aguilucho fue más alto que nunca.