El Tesoro de EE. UU. condiciona la tregua arancelaria a China a que Pekín retire el control de las tierras raras
El tira y afloja comercial entre Washington y Pekín ha entrado en una nueva fase de negociación crítica, y esta vez, el elemento clave son las tierras raras. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, ha puesto una carta fuerte sobre la mesa: prorrogar la tregua arancelaria con China, pero solo si Pekín retira sus planes para endurecer los controles de exportación sobre estos minerales estratégicos.
La propuesta, revelada por Bessent en una rueda de prensa, plantea un claro quid pro quo que define las prioridades de la Administración estadounidense. "¿Es posible que podamos acordar una extensión a cambio [de la retirada de controles]? Quizás, pero todo eso se negociará en las próximas semanas", declaró Bessent, según recogió Bloomberg.
Este movimiento revela hasta qué punto el acceso a las tierras raras, vitales para la fabricación de alta tecnología, la defensa y las energías renovables, se ha convertido en el caballo de batalla central de la guerra comercial.
El factor tierras raras: la escalada de la disputa
Estados Unidos y China han estado enfrascados en una disputa comercial prolongada que ya ha visto varios aplazamientos en la imposición mutua de aranceles punitivos. Sin embargo, el contencioso de las tierras raras amenaza con llevar el conflicto a un punto de no retorno.
La tensión se disparó cuando el presidente de EE. UU., Donald Trump, amenazó con una subida arancelaria del 100% a las importaciones chinas a partir del 1 de noviembre si Pekín mantiene su pulso sobre la exportación de estos minerales. El plazo límite está acercándose peligrosamente, y la oferta de Bessent es una de las últimas bazas para evitar una escalada de costes y suministro.
Pero el Tesoro no solo negocia, también amenaza. Bessent advirtió que si China decide seguir adelante con los controles a la exportación, Washington tiene preparada una "respuesta completa y conjunta" junto a sus aliados.
El secretario mencionó específicamente a Australia, Canadá, la Unión Europea e India como socios clave en esta estrategia. Esta coordinación multilateral subraya el reconocimiento de que las tierras raras son un asunto de seguridad global, no solo un conflicto bilateral.
La pelota está ahora en el tejado de Pekín, que debe decidir si el riesgo de una guerra arancelaria total compensa el control de este suministro mineral crítico.