La esperanza de vida crece, en tanto los jóvenes enfrentan riesgos mortales cada vez más alarmantes
Un reciente informe del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington revela que, aunque las tasas de mortalidad mundial continúan en descenso, los adolescentes y adultos jóvenes representan un grupo cada vez más vulnerable. Publicado en The Lancet y presentado en la Cumbre Mundial de la Salud en Berlín, el estudio indica que casi dos tercios de las muertes y discapacidades se deben a enfermedades no transmisibles, como la cardiopatía isquémica, los accidentes cerebrovasculares y la diabetes.
Según los investigadores, casi la mitad de estas muertes podría prevenirse mediante la reducción de factores de riesgo como el alto nivel de azúcar en sangre y el exceso de peso corporal, recoge Europa Press.
Las muertes jóvenes aumentan en regiones desarrolladas
El análisis del doctor Christopher Murray y su equipo, en colaboración con más de 16.500 científicos, abarcó 375 enfermedades, 88 factores de riesgo y 660 regiones subnacionales entre 1990 y 2023.
A pesar del crecimiento poblacional y el envejecimiento global, la tasa de mortalidad estandarizada por edad descendió un 67% desde 1950, mientras que la esperanza de vida mundial volvió a los niveles prepandémicos: 76,3 años para mujeres y 71,5 para hombres.
No obstante, las diferencias geográficas persisten: las regiones de altos ingresos alcanzan hasta 83 años, mientras que en el África subsahariana la esperanza de vida apenas llega a 62 años.
Entre los jóvenes de 20 a 39 años, especialmente en América del Norte de altos ingresos, las muertes aumentaron por suicidios, sobredosis y consumo excesivo de alcohol. Entre 5 y 19 años, el incremento se observó en Europa del Este, Norteamérica y el Caribe.
Progresos en mortalidad infantil contrastan con riesgos de adolescentes
El descenso más significativo se registró en menores de 5 años, con Asia Oriental liderando la reducción del 68%, gracias a mejores vacunas, nutrición y sistemas de salud fortalecidos. Sin embargo, África subsahariana muestra tasas superiores a lo estimado previamente en niños de 5 a 14 años, impulsadas por infecciones respiratorias, tuberculosis y lesiones accidentales. Las jóvenes de 15 a 29 años en la misma región presentan mortalidad un 61% mayor, debido a la mortalidad materna, accidentes de tránsito y meningitis.
El estudio evidencia que, mientras la humanidad ha avanzado en longevidad y control de enfermedades, los jóvenes y adolescentes enfrentan amenazas que requieren atención urgente en salud pública y políticas preventivas focalizadas.
Cardiopatía, ictus y diabetes lideran las muertes
Por otro lado, la salud mundial se enfrenta a una transición de causa de muerte fundamental: el peso de las enfermedades infecciosas disminuye, cediendo terreno a las Enfermedades No Transmisibles (ENT), que hoy causan casi dos tercios de la mortalidad y la discapacidad totales en el mundo.
El impacto de la COVID-19, que fue la principal causa de muerte en 2021, se redujo drásticamente, cayendo al vigésimo puesto en 2023. Esto ha devuelto a la cardiopatía isquémica y al ictus a la cima, seguidas de cerca por la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Mientras la humanidad celebra avances —la edad media mundial al morir subió de 46,4 años en 1990 a 62,9 años en 2023—, las desigualdades geográficas son profundamente marcadas.
La edad media de muerte en la superregión de altos ingresos supera los 74 años para hombres y los 80 para mujeres, contrastando con la de África subsahariana, donde se estanca por debajo de los 38 años.
Esta disparidad también se refleja en la creciente presión de las ENT en los países de bajos ingresos, limitando aún más sus recursos.
El cambio de guardia de las enfermedades
La disminución en la tasa de mortalidad por enfermedades como la cardiopatía isquémica, el ictus, la diarrea y la tuberculosis es un signo de progreso. No obstante, este avance se ve opacado por el preocupante aumento en las tasas de mortalidad por diabetes, enfermedad renal crónica, enfermedad de Alzheimer y VIH/sida desde 1990.
De hecho, la glucemia alta, el IMC elevado y el consumo de drogas fueron los factores de riesgo con mayor aumento en las tasas de Años de Vida Ajustados por Discapacidad (AVAD) entre 2010 y 2023.
Riesgos ambientales y de salud mental al alza
Casi la mitad de la mortalidad y la morbilidad de 2023 se atribuyen a 88 factores de riesgo modificables. Entre los diez principales se encuentran el tabaquismo, la hipertensión arterial sistólica y el IMC alto, junto a nuevos enfoques sobre riesgos ambientales como la contaminación por material particulado, el segundo riesgo más importante, y la exposición al plomo, que se ha relacionado directamente con las enfermedades cardiovasculares.
Además, los trastornos de salud mental representan una "pandemia silenciosa" en crecimiento. Los trastornos de ansiedad y depresivos han mostrado un aumento del 63% y 26% respectivamente, con el abuso sexual y la violencia de pareja identificados como factores prevenibles que contribuyen a este deterioro de la salud mental.
Los principales factores de riesgo varían drásticamente por edad, enfocándose en la desnutrición y la falta de agua, saneamiento e higiene (WaSH) en menores de 5 años, y en las prácticas sexuales de riesgo y accidentes laborales en adultos jóvenes (15-49 años). Este mapa global subraya la urgencia de estrategias de prevención específicas para cada grupo de edad y región.