Los sabores locales y el turismo inyectan más del 8% al PIB, superando los $8.400 millones
Santo Domingo. — El aroma de la comida dominicana ha trascendido las cocinas para convertirse en una potencia económica. Lo que antes se veía solo como consumo, hoy se consolida como un pilar estratégico que sostiene gran parte del desarrollo productivo y laboral del país. La gastronomía, íntimamente ligada al turismo, aporta ya más del 8% al Producto Interno Bruto (PIB).
Así lo detalla el reciente informe del Observatorio Gastronómico Dominicano (OGD) de la Fundación Sabores Dominicanos, revelando la magnitud real de esta actividad.
El dato más contundente es el volumen de ingresos generados directamente por el turismo y vinculados al sector gastronómico, que ascendió a $8.417 millones entre enero y septiembre de 2024. Este flujo de divisas es vital y confirma la capacidad del país para monetizar su cultura culinaria.
La dinámica del sector se refleja en el crecimiento de hoteles, bares y restaurantes. Aunque la actividad ha mostrado cierta moderación, cerró el 2024 con un sólido 9,6% de crecimiento, demostrando su resiliencia y su constante atractivo para la inversión y el consumo.
El empleo y los encadenamientos productivos
La importancia de la gastronomía va mucho más allá de los restaurantes de lujo. Actúa como un eje articulador de la economía, generando conexiones directas con eslabones productivos clave: la agricultura, la ganadería, la pesca, el transporte y el comercio minorista. Este encadenamiento garantiza que el dinero gastado en un plato típico o en un hotel tenga un efecto multiplicador en la economía local.
En el frente laboral, el sector es un gigante silencioso: emplea a más del 8% de la población ocupada, lo que se traduce en más de 405.000 trabajadores. Es, sin duda, un motor de empleo masivo y una herramienta poderosa para la inclusión económica.
Además, el consumo de alimentos por parte de los propios hogares dominicanos —que representa cerca del 33% de su gasto mensual— es el pilar que sostiene un ecosistema agroalimentario valorado en $4.800 millones. Esto subraya la interdependencia entre lo que se cultiva, se pesca o se cría, y lo que se sirve en la mesa.
El OGD destaca que la demanda turística, impulsada por los más de 10 millones de visitantes recibidos en 2023, ha sido el catalizador que ha obligado a la oferta gastronómica a subir de nivel.
Ya no es un simple complemento, sino un factor clave de competitividad internacional. El país no solo vende sol y playa, sino una experiencia cultural completa donde el sabor auténtico es un diferenciador esencial.
La Fundación Sabores Dominicanos, a través de su observatorio, se enfoca en investigar y evaluar este comportamiento, asegurando que el desarrollo del sector se base en información cualitativa y cuantitativa para la toma de decisiones estratégicas.