Tres cuadrangulares solitarios definen el dramático Juego 5 de la NLDS
Milwaukee respira béisbol de octubre. Y lo hace con un rugido que sacudió los cimientos del American Family Field. Los Cerveceros, con una mezcla letal de poder y temple, vencieron este sábado 11 de octubre de 2025 a los Cachorros de Chicago por 3-1, para avanzar a la Serie de Campeonato de la Liga Nacional (NLCS). Fue un quinto juego con todo el dramatismo del “gana o vete a casa”: cada lanzamiento pesó como una temporada, cada swing olió a historia.
La ofensiva local no necesitó rallies ni batazos con corredores en base. Tres jonrones solitarios bastaron para dictar sentencia. El primero llegó temprano, cuando William Contreras conectó un misil en la primera entrada que encendió las tribunas y calmó, por unos instantes, la tensión de los fanáticos. Chicago respondió con una carrera en el cuarto inning —un doblete de Michael Busch que remolcó a Dansby Swanson—, pero ese sería el único respiro para los visitantes.
Milwaukee recuperó el control con poder quirúrgico. En la quinta entrada, Andrew Vaughn devolvió la ventaja con un cuadrangular que apenas rozó la barda del jardín izquierdo, y en la octava, Brice Turang aseguró la victoria con un batazo majestuoso que cayó más allá del bullpen. Tres swings, tres carreras. Precisión de reloj suizo.
Detrás de los batazos, el pitcheo cervecero tejió una obra maestra de contención. El abridor Freddy Peralta se mantuvo firme en la lomita, navegando con control por más de cinco entradas. Luego, el bullpen hizo el resto: brazo tras brazo, mantuvieron a raya a una ofensiva de Chicago que nunca encontró el ritmo. En los innings finales, la combinación de Joel Payamps y Devin Williams cerró el cerrojo con autoridad, apagando cualquier chispa de rebelión.
Cuando cayó el último out, el estadio explotó. No solo era la victoria de una noche, sino el final de una sequía que se extendía desde 2018, la última vez que Milwaukee ganó una serie de postemporada. Los jugadores se abrazaron sobre el montículo mientras el público, de pie, celebraba el regreso del sueño de octubre.
Ahora, los Cerveceros tienen frente a sí un nuevo desafío: los Dodgers de Los Ángeles, campeones defensores y uno de los equipos más completos de las Grandes Ligas. Los dos primeros juegos de la serie se disputarán en Milwaukee, donde el ambiente promete ser eléctrico.
Este triunfo no solo coloca a los Cerveceros a las puertas de la Serie Mundial, sino que reafirma su identidad: un equipo que no depende de los reflectores, sino del esfuerzo colectivo, la paciencia en el montículo y el poder oportuno.
Milwaukee sobrevivió a la presión, domó a su archirrival y, con tres batazos precisos, escribió otra página dorada en su historia reciente. La pregunta ahora es simple y contundente: ¿podrán repetir la dosis ante los Dodgers?
El telón se abre para un nuevo capítulo de octubre. Y Milwaukee llega con el corazón encendido.