Una balacera de madrugada deja un luto inesperado en la pequeña localidad de Leland.
NUEVA YORK.-La celebración de un partido de fútbol americano se convirtió en una tragedia a primera hora de la mañana de este sábado en Leland, Misisipi. Un tiroteo desatado en plena calle principal ha dejado un saldo preliminar de cuatro personas muertas y al menos doce heridas, sumiendo a esta pequeña comunidad en el estupor.
La balacera se produjo tras la finalización del encuentro que enfrentaba al equipo del instituto local contra el equipo de Charleston. Leland, una localidad de apenas 4,000 habitantes, es el tipo de lugar donde un evento deportivo escolar suele ser el epicentro social de la semana. Hoy, ese mismo centro es la escena de un crimen que ha dejado un dolor incomprensible.
El alcalde de Leland, John Lee, fue quien confirmó el trágico balance de víctimas a la cadena CBS. La noticia se propagó con la rapidez del fuego en la pequeña ciudad, un recordatorio brutal de que la violencia armada no distingue entre grandes urbes o pueblos apartados.
La calma rota
El tiroteo se desencadenó en las horas de la madrugada en la calle principal, un lugar que seguramente estaba aún lleno de personas congregadas tras el juego. Los detalles sobre los responsables y el móvil del ataque son, por ahora, escasos y confusos.
Lo que sí está claro es el vacío de seguridad que siguió al incidente: hasta el momento, ningún sospechoso ha sido detenido. Las fuerzas del orden están dedicadas a la búsqueda y al establecimiento de un perímetro de investigación para tratar de entender qué desató el infierno en la madrugada.
El hecho de que la violencia se haya desatado al término de un evento escolar, que congrega a jóvenes, padres de familia y miembros de la comunidad, añade una capa de particular crueldad a lo ocurrido.
Un partido que debía ser sinónimo de rivalidad deportiva y unión comunitaria terminó con el sonido de las sirenas y una lista de víctimas que ensombrece el inicio del fin de semana.
Leland se enfrenta ahora a un luto inesperado y a la difícil tarea de buscar consuelo mientras las autoridades de Misisipi trabajan contrarreloj para localizar a los responsables de esta masacre.
La comunidad está en vilo, esperando respuestas que puedan explicar por qué una noche de fútbol terminó en una pesadilla.