Considerado "poco masculino" al inicio, el guante pasó de la vergüenza a la necesidad imperiosa por las lesiones.
Nueva York. Es, quizá, el símbolo más reconocible del béisbol junto al bate: el guante. Sin embargo, en los albores del deporte, esta herramienta de cuero esencial simplemente no existía. Los primeros peloteros jugaban a "mano limpia", atrapando la bola lanzada a gran velocidad sin más protección que sus propias palmas.
Así, el uso de cualquier tipo de resguardo era visto, paradójicamente, como "poco masculino", una falta de respeto al vigor y la tenacidad del juego.
La evolución del guante no fue impulsada por la innovación, sino por la pura necesidad y el dolor físico.
Charles Waitt: el pionero secreto y la burla
Aunque existen referencias de un catcher llamado Doug Allison que pudo haber usado algún tipo de protección por una lesión en 1870, el primer uso documentado y confirmado de un guante de béisbol se le atribuye a Charles Waitt (o Charles C. White), un jardinero y primera base de los Cardenales de San Luis.
La fecha clave se sitúa alrededor de 1875. Las circunstancias que rodearon su aparición en el campo son dignas de una anécdota histórica:
- La Vulnerabilidad Aumentada: Con el juego evolucionando y las pelotas siendo lanzadas a mayor velocidad, las lesiones en las manos se volvieron un problema crónico. Atrapadas mal ejecutadas resultaban en dedos fracturados, magulladuras graves y un dolor insoportable.
- El Diseño Discreto: Waitt, temiendo la burla y el ostracismo de sus compañeros y el público, utilizó un par de guantes confeccionados en cuero color carne, buscando que pasaran completamente desapercibidos sobre su piel. Eran diseños rudimentarios, muy poco acolchados, más parecidos a los guantes que usaban los ciclistas de la época, con los dedos aún visibles.
- El Precio de la Protección: A pesar de sus esfuerzos por ocultarlo, el uso del guante fue notado. Waitt fue objeto de ridículo por parte de los oponentes, la afición e incluso de sus propios compañeros de equipo, quienes lo tacharon de cobarde.
De la vergüenza a la normalización
Afortunadamente para la seguridad de los jugadores, la vanidad no pudo competir con la practicidad. A medida que las lesiones se acumulaban, cada vez más peloteros, en particular los catchers y los inicialistas (quienes recibían la mayor cantidad de lanzamientos potentes), empezaron a probar alguna forma de protección.
El gran paso hacia la aceptación y comercialización ocurrió un año después, en 1876, cuando Albert Goodwill Spalding, estrella de los Chicago White Stockings y futuro fundador de la famosa marca deportiva, apareció públicamente con un guante bien fabricado. Su estatus de figura impulsó la legitimidad del accesorio. Hacia finales del siglo XIX, su uso se había generalizado, aunque los guantes seguían siendo pequeños.
La forma moderna, con el famoso "efecto bolsa" o bolsillo, no se perfeccionaría hasta 1920. El pitcher Bill Doak, de los St. Louis Cardinals, diseñó un guante que unía el dedo pulgar y el índice con una cincha de cuero para crear un bolsillo profundo, una innovación crucial. Vendió el diseño a la compañía Rawlings, consolidando la forma del guante que hoy es imprescindible en el terreno de juego. El miedo al ridículo había sido superado por la lógica de la protección y la mejora del rendimiento defensivo.