El expresidente de EEUU arremete contra el gasto en defensa español y sugiere la expulsión de la Alianza.
MADRID.- La relación transatlántica vuelve a tambalearse con las declaraciones de Donald Trump. En un nuevo golpe de efecto que tensa la diplomacia internacional, el expresidente de Estados Unidos ha sugerido este jueves la expulsión de España de la OTAN, utilizando como argumento la disputa sobre el gasto militar.
Desde la Casa Blanca, en una rueda de prensa junto al presidente finlandés, Alexander Stubb, Trump cargó directamente contra el Gobierno español. Su queja es conocida, pero esta vez elevó el tono hasta un nivel inédito: “Solicité que pagaran el 5 por ciento, no el 2. La mayoría aprobó el aumento, pero tuvimos un país rezagado: España”. Y entonces llegó la sentencia: “Francamente, quizá deberían expulsarlos de la OTAN”.
La afirmación, más que una propuesta formal, funciona como un misil de advertencia. Trump no se limita a presionar; amenaza. Considera que España “no tiene excusa” para no incrementar su inversión en defensa, situando al país en el punto de mira de su particular política exterior, donde la lealtad de los aliados se mide estrictamente en porcentajes del PIB.
Este episodio no es un hecho aislado. Es la materialización de una advertencia que Trump ha lanzado en reiteradas ocasiones: si regresa a la Casa Blanca, su visión de la OTAN será transactional. Quien no pague, según su criterio, no merece protección. La Alianza Atlántica, un pilar de seguridad colectiva por décadas, se convierte así en un club con cuotas donde la solidaridad puede ser revocada.
El mensaje deja claro que, en un posible segundo mandato de Trump, la presión sobre los aliados que no cumplan con sus demandas de gasto no será solo retórica. La sugerencia de expulsar a un miembro fundacional como España marca un antes y un después, introduciendo un grado de incertidumbre y confrontación que Europa no puede ignorar. La geopolítica, una vez más, se escribe con palabras duras pronunciadas en Washington.