Rally de siete carreras revivió a Detroit y empata la Serie Divisional
DETROIT. El Comerica Park se sacudió este miércoles con una remontada feroz de los Tigres de Detroit, que se negaron a morir y forzaron un quinto y decisivo juego ante los Marineros de Seattle, al vencerlos con marcador de 9-3 en el cuarto partido de la Serie Divisional de la Liga Americana.
Lo que parecía un juego tranquilo para los visitantes, con ventaja cómoda y control en la lomita, se convirtió en una pesadilla en dos entradas volcánicas. El despertar ofensivo de Detroit comenzó en el quinto inning con un racimo de tres carreras, coronado por un oportuno sencillo del puertorriqueño Javier Báez que empató las acciones.
Pero fue en el sexto episodio cuando explotaron las emociones: Riley Greene conectó su primer cuadrangular de postemporada y encendió a la fanaticada con un rally de cuatro vueltas que cambió por completo el guion.
“Creemos en nosotros. Nunca estamos fuera del juego, sin importar qué”, dijo Greene tras la victoria. “Skub es nuestro muchacho. Estamos listos”.
Y ese “muchacho” es Tarik Skubal, quien abrirá nuevamente un Juego 5 de vida o muerte, tal como lo hizo el año pasado. Detroit confía plenamente en su brazo zurdo para completar el milagro y avanzar a la Serie de Campeonato.
El juego había comenzado cuesta arriba para los locales. A pesar de una rotación agresiva del manager A.J. Hinch, quien sacó a Casey Mize tras solo tres entradas y luego movió piezas rápidamente en el bullpen, la ofensiva de Seattle parecía tener todo bajo control.
Un sencillo de Cal Raleigh remolcando al cubano Randy Arozarena colocó el 3-0 en la quinta y puso a la multitud de los Tigres en silencio. Incluso “Mr. Brightside”, la canción emblema del estadio, sonaba apagada.
Pero entonces vino el doblete de Dillon Dingler, que superó al propio Arozarena en el jardín izquierdo e impulsó a Zach McKinstry con la primera carrera. Esa chispa bastó para prender la mecha. De ahí en adelante, fue todo de Detroit.
Con la serie empatada 2-2, ambos equipos viajarán ahora a Seattle para definir todo en el T-Mobile Park. Por segundo año seguido, los Tigres se juegan la temporada en un quinto partido. Pero esta vez, llegan con el impulso de una victoria revitalizante y una ciudad que vuelve a creer.
Detroit rugió cuando más lo necesitaba. Y aún no ha dicho su última palabra.