La educación y el transporte público son hoy dos de los más absurdos problemas del país,
Hace tiempo que los gobiernos debieron ‘entrarle como a la conga’ a los directivos o dueños de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), y a los Sindicatos del Transporte Público.
Esto así para resolver o mejorar los ámbitos en la vida diaria del país, los cuales tienen a los ciudadanos al borde del abismo.
Sabemos que, sin una buena, correcta, profunda y actualizada educación, es inútil pensar en progreso o desarrollo.
Y con un transporte colectivo atrasado y deficitario, pues la gente usa uno que oprime a los necesitados con un servicio indigno de cualquier sociedad.
La educación y el transporte público son hoy dos de los más absurdos problemas del país, con solo unos cuantos ganadores: los maestros y los sindicalistas choferiles.
Aunque es en los hogares donde comienza la educación de los seres humanos bajo la tutela y guía de los padres, sabemos que aquí eso no es posible, pues en la mayoría de los hogares hay carencias estructurales de todo tipo y muchas veces solo las mujeres son responsables.
Los padres, ante leyes que los inculpan, pero no los sancionanejemplarmente, se hacen los ‘chivos locos’, y ni para el pago de una merienda se acuerdan de sus hijos.
Las madres, entonces, deben ‘hacer de todo’ con tal de ‘criarlos’ y verlos crecer, llegando al colmo de algunas propuestas , trabajar como ‘riferas’, o en otras viviendas y quehaceres, descuidando la formación de sus hijos.
Los transportistas, a quienes cada gobierno de turno favorece con significativas contribuciones, no mejoran sus vehículos, no respetan horarios y rutas asignadas ni a sus clientes, visten como pordioseros, oyen música estridente y hasta hablan por teléfono cuando conducen sus ‘máquinas’ inservibles. Nada les importa, pues hasta aumentan los precios o paralizan el ‘servicio’ cuando así lo desean o algunos lo ordenan.
Estos son, además de abusadores, incumplidores de las leyes de tránsito, en la mayoría de las veces con el apoyo policial. Por todo esto, el transporte público es algo infernal.
Los maestros, caramba, en vez de ser ejemplos ciudadanos de primer orden, son iguales o peores que los transportistas, haciendo huelgas por todo, incluyendo por aumentos de sus ya engordados salarios, o para defender a algunos que cometen hechos merecedores de sanciones ejemplares.
Para maestros y transportistas, los gobiernos son ‘retrancas’ que deben ser denunciados y combatidos, como una forma de alcanzar sus objetivos salariales y mantener su status quo de ‘desorden organizado’.
¡Y así no es, ni debe de ser, en un país que es de todos y no solo de maestros o sindicalistas politizados, que impiden a diario se hagan realidad los sueños de muchos dominicanos!