Demócratas rechazan plan republicano que excluye fondos para salud pública
WASHINGTON. – El Gobierno de Estados Unidos sigue paralizado tras un nuevo fracaso en el Senado. Este viernes, los demócratas bloquearon otra vez el plan presupuestario impulsado por los republicanos, lo que mantiene el cierre de Gobierno iniciado el pasado miércoles. La votación terminó 54 a favor y 44 en contra, quedándose corta de los 60 votos necesarios para avanzar.
El punto muerto gira en torno a los recortes propuestos por los republicanos al programa Medicaid y los subsidios del Obamacare, una línea roja para los demócratas. Aunque tres senadores demócratas rompieron filas para apoyar el proyecto, no fue suficiente. El líder de la bancada demócrata, Chuck Schumer, responsabilizó a los republicanos del estancamiento:
“Nos empujaron directamente a un cierre gubernamental. Llevamos meses pidiéndoles diálogo”.
Desde la Casa Blanca, la portavoz Karoline Leavitt advirtió antes de la votación que, de no resolverse la crisis, podrían comenzar despidos temporales en agencias federales. Más de 800,000 empleados públicos están trabajando sin sueldo o han sido enviados a casa, mientras el Congreso no logra liberar los fondos necesarios para mantener el funcionamiento del Gobierno.
Un cierre con impacto humano y político
La batalla por el presupuesto ha expuesto una vez más las divisiones entre ambos partidos. Los republicanos controlan ambas cámaras del Congreso, pero su mayoría en el Senado es demasiado estrecha como para pasar medidas sin apoyo demócrata. El problema central sigue siendo el intento de revertir o limitar políticas sociales clave, especialmente las vinculadas a salud pública.
Los republicanos defienden el recorte como una necesidad fiscal, pero los demócratas lo ven como un ataque directo a los más vulnerables. “Estoy tratando de evitar que 24 millones de estadounidenses vean disparadas sus primas, y que 15 millones pierdan su atención médica”, dijo Bernie Sanders, en un discurso encendido desde el Senado.
Por su parte, John Thune, líder de la mayoría republicana en el Senado, devolvió la responsabilidad:
“Cuánto tiempo más durará este cierre depende de los demócratas. La elección es de ellos”.
El cierre actual es el 14.º en la historia de Estados Unidos y el primero desde 2019, cuando la disputa por el muro fronterizo de Trump mantuvo paralizado al Gobierno durante cinco semanas. Aunque esta vez el debate no gira en torno a la inmigración directamente, el trasfondo es similar: una lucha ideológica por el tamaño y alcance del Estado.
Mientras tanto, los efectos comienzan a sentirse. Programas de asistencia, trámites migratorios, beneficios para veteranos y operaciones de agencias clave están siendo ralentizados o suspendidos. La próxima sesión del Senado está prevista para el lunes, pero sin señales claras de que el impasse se rompa pronto.
La incertidumbre se instala en Washington mientras la ciudadanía observa, una vez más, cómo las luchas partidistas dejan al país en pausa.