El presidente colombiano dice que se violan normas de inmunidad internacional
MADRID — Gustavo Petro ha vuelto a encender la escena internacional. Esta vez no por un discurso encendido o un tuit provocador, sino por la retirada de su visado diplomático por parte del gobierno de Estados Unidos. El presidente colombiano lo denunció públicamente este sábado, asegurando que la medida “rompe todas las normas de inmunidad” que rigen la diplomacia internacional y el funcionamiento de la ONU.
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“El gobierno de EE.UU. no puede condicionar la opinión de los presidentes que asisten a la Asamblea General”, escribió Petro en su cuenta de X (antes Twitter). Su mensaje venía acompañado de una crítica directa a la Casa Blanca por lo que considera un acto de censura diplomática.
La decisión estadounidense llegó después de que Petro, en un acto público en Nueva York, llamara a los soldados del Ejército de EE.UU. a desobedecer al entonces presidente Donald Trump y denunciara lo que calificó como apoyo a un “genocidio” en Gaza. En esa misma línea, participó en una manifestación propalestina junto al músico Roger Waters, donde usó un megáfono para pedir a los militares estadounidenses que no “apuntaran contra la humanidad”.
Pero no se quedó ahí. Petro también aprovechó para recordar que Estados Unidos negó el ingreso de representantes de la Autoridad Palestina a la Asamblea de la ONU. “El gobierno de EE.UU. ya no cumple con el derecho internacional”, afirmó, y fue más allá: propuso trasladar la sede de Naciones Unidas fuera de Nueva York.
Durante la jornada, anunció además su intención de impulsar una resolución internacional para crear un “ejército de salvación” que intervenga en Gaza. Según dijo, abrirá una lista de voluntarios colombianos dispuestos a sumarse a esa causa, incluyéndose él mismo.
“Como en la Primera Guerra Mundial, quiero que los jóvenes apunten sus fusiles no hacia la humanidad, sino hacia los tiranos”, sentenció.
La retirada del visado a un jefe de Estado en ejercicio es un movimiento inusual y tenso, que promete escalar las ya delicadas relaciones entre Bogotá y Washington. Petro, por su parte, parece decidido a convertir esta confrontación en un punto de inflexión internacional.