Incógnitas geopolíticas y ambientales elevan costos e incertidumbre en el comercio.
El transporte marítimo, el motor que mueve más del 80% del comercio mundial, se enfrenta a una etapa de crecimiento frágil, costos disparados y una incertidumbre creciente. Así lo revela el más reciente informe de la ONU sobre el sector, un documento que la Unctad, el organismo de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo, ha titulado con una metáfora acertada: “Manteniendo el rumbo en aguas turbulentas”.
Tras un año de fuerte actividad en 2024, el panorama para 2025 se vuelve cauteloso. Se prevé que el comercio marítimo se estanque, con un crecimiento de volumen de apenas un 0.5%.
El año pasado, las tensiones geopolíticas, que obligaron a desviar rutas de larga distancia, mantuvieron a los buques ocupados y generaron un crecimiento de casi el 6% en ingresos.
Pero ahora, esas mismas tensiones, sumadas a nuevos aranceles y cambios en los patrones comerciales, están reconfigurando la geografía del transporte global. El resultado es evidente: más desvíos, viajes más largos y un notable aumento de los costos.
Estados Unidos, junto con otros socios comerciales, ha anunciado políticas que podrían agravar la situación, como la imposición de nuevos aranceles y tasas portuarias a ciertos buques de construcción u operación extranjera. Esto podría encarecer aún más las operaciones y alterar las rutas existentes.
Transiciones y Nuevas Tensiones
El sector energético no es ajeno a estos cambios. Mientras los volúmenes de carbón y petróleo se ven afectados por las metas de descarbonización, el comercio de gas continúa en expansión. Al mismo tiempo, los minerales críticos (litio, cobalto, cobre, níquel y otros), indispensables para la tecnología moderna, se han convertido en una nueva fuente de tensión geopolítica.
Los países compiten ferozmente por asegurar su suministro y añadir valor a nivel nacional, lo que pone a la logística marítima en un papel clave para que las economías en desarrollo puedan aprovechar esta oportunidad.
A nivel de infraestructura, los puertos están bajo una presión sin precedentes. Las interrupciones constantes provocan congestión y largos tiempos de espera. A esto se suma la urgencia de invertir en operaciones más limpias, eficientes e inteligentes. Aunque algunos países ya usan sistemas digitales para reducir costos, muchas economías en desarrollo se han quedado atrás.
La volatilidad se ha convertido en la norma. Las tarifas de flete fluctúan de forma impredecible debido a crisis como la del Mar Rojo en 2024, que impulsó los precios, y la preocupación persiste por posibles interrupciones en el estrecho de Ormuz en 2025, un punto de paso vital para el petróleo.
El precio del cambio y el factor humano
El transporte marítimo también enfrenta la presión de su huella ambiental. Las emisiones de gases de efecto invernadero aumentaron un 5% en 2024. Solo el 8% de la flota mundial está adaptado para usar combustibles alternativos, y la tasa de reciclaje de buques sigue siendo muy baja. Los costos por cumplir las normativas ambientales, como los precios a las emisiones, están redefiniendo la economía del sector.
Rebeca Grynspan, secretaria general de la Unctad, fue contundente: "Las transiciones futuras—hacia cero emisiones, hacia sistemas digitales, hacia nuevas rutas comerciales— deben ser justas, deben empoderar y no excluir, y fomentar la resiliencia y no profundizar la vulnerabilidad". Su advertencia tiene un eco directo en los países en desarrollo, que son los que sufren más duramente el impacto de los costos elevados.
Finalmente, el informe destaca la necesidad de proteger a la gente de mar. En 2024, el abandono de tripulaciones alcanzó una cifra récord, con 312 casos que afectaron a más de 3,100 marinos. Aunque una nueva enmienda al Convenio sobre el trabajo marítimo fortalecerá sus derechos en 2027, la aplicación efectiva sigue siendo una asignatura pendiente.
La Unctad cierra el informe con un llamado a la acción, pidiendo medidas para mitigar los costos, fortalecer los puertos, facilitar el comercio y mejorar la previsibilidad de las políticas. Con datos de IPS.