Además, 70 personas resultan heridas en protestas por la autonomía de Ladaj, una zona en disputa entre India y China.
La tensión en la región de Ladaj, un estratégico enclave montañoso en el norte de Cachemira, ha escalado de forma trágica. Al menos cuatro personas han muerto y 70 han resultado heridas este miércoles, durante manifestaciones masivas que exigen la autonomía de la zona.
Las protestas se desataron después de que un grupo de activistas iniciara una huelga de hambre el pasado 10 de septiembre para presionar por sus demandas.
Las autoridades indias han reaccionado de inmediato, imponiendo un toque de queda para tratar de contener la situación. Los manifestantes exigen que Ladaj sea incluida en el Sexto Anexo de la Constitución de India, una medida que otorgaría una autonomía administrativa a las tribus reconocidas en las regiones montañosas del noreste del país.
Hasta el momento, las autoridades han prohibido cualquier tipo de aglomeración en la zona, intentando evitar que la situación se salga de control.
El enfrentamiento ha sido violento. El diario local India Today ha reportado que la oficina del Partido Popular Indio (BJP), el partido del gobierno, fue atacada e incendiada por los manifestantes. Las fuerzas de seguridad han respondido con el uso de gases lacrimógenos para dispersar a la multitud, lo que ha contribuido al aumento de los heridos.
Un conflicto que va más allá de la autonomía
El conflicto en Ladaj tiene un trasfondo mucho más complejo que la simple búsqueda de autonomía. Esta región es un punto neurálgico en la disputa fronteriza de décadas entre India y China. Ambos países se reclaman la soberanía sobre vastas franjas de territorio en esta zona montañosa, y la Línea de Control Actual (LAC), la frontera de facto, atraviesa Ladaj.
La situación ha sido un foco de tensiones constantes, con enfrentamientos militares que a menudo se vuelven noticia internacional.
Mientras India reclama la soberanía sobre el territorio de Aksai Chin, controlado por Pekín, China, por su parte, considera que unos 60,000 kilómetros cuadrados en el estado de Arunachal Pradesh, en el noreste de India, son parte del Tíbet.
Las protestas en Ladaj, aunque centradas en un tema interno, son un reflejo de las complejas dinámicas geopolíticas de la región, que pueden escalar en cualquier momento.
El trágico saldo de este miércoles es una prueba más de la volatilidad del conflicto, y las autoridades de ambos países deberán actuar con cautela para evitar una nueva escalada de violencia. Con datos de Europa Press.

