Desde la tribuna de la ONU, el presidente dominicano alertó sobre el riesgo de irrelevancia de Naciones Unidas y defendió justicia climática,
Nueva York.– Luis Abinader no fue a la ONU a repetir discursos. El presidente dominicano se plantó con tono firme ante la 80.ª Asamblea General de las Naciones Unidas y lanzó una advertencia: si no se transforma el sistema multilateral, la ONU corre el riesgo de volverse irrelevante. Y eso, dijo sin rodeos, sería una “catástrofe que no debemos permitir”.
Desde el podio más simbólico de la diplomacia mundial, Abinader hizo un llamado directo a enfrentar la crisis multidimensional de Haití, pero no se detuvo ahí. Su intervención giró en torno a una crítica frontal al estado actual del multilateralismo, que, a su juicio, atraviesa una etapa crítica, marcada por la falta de consensos, la parálisis institucional y una aguda crisis financiera.
“La comunidad internacional necesita espacios de diálogo más francos, más eficaces, más orientados a resultados”, afirmó. En ese marco, saludó la iniciativa ONU80 como una oportunidad histórica para renovar estructuras, actualizar mandatos y devolverle credibilidad al organismo.
Pero no bastan reformas técnicas, advirtió. Se necesita también un cambio de liderazgo. Por eso, Abinader propuso que el próximo secretario general de Naciones Unidas surja de América Latina y el Caribe, y que por primera vez en la historia, sea una mujer. “Este es el momento de un liderazgo con visión, independencia y compromiso”, sentenció.
El mandatario dedicó parte de su discurso a defender la causa de los países en desarrollo, que enfrentan, dijo, un sistema financiero internacional profundamente desigual. “La arquitectura financiera actual no responde a nuestras realidades”, subrayó, al tiempo que reclamó un pacto financiero global que incluya alivio de deuda, financiamiento concesional y transferencia tecnológica.
Abinader también aprovechó el escenario para mostrar avances concretos de República Dominicana en la implementación de la Agenda 2030. Citó cifras: la pobreza moderada bajó de 25.8 % en 2019 a 18.05 % en el primer trimestre de 2025; la subalimentación descendió de 8.6 % en 2018 a 3.6 % en este año.
El presidente no evitó temas espinosos. Reivindicó justicia climática para los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, entre ellos el Caribe, que —señaló— sufren las consecuencias más duras de un problema que no provocaron. Denunció el impacto del sargazo en las costas y en los medios de vida, y exigió medidas globales urgentes.
“Solidaridad no puede seguir siendo solo una palabra en los discursos”, insistió, reclamando financiamiento accesible, cooperación técnica y acciones concretas para proteger los océanos y enfrentar la triple crisis planetaria: cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación ambiental.
Abinader cerró su discurso con una frase que buscó resonar más allá del auditorio. “Que la paz no sea un anhelo, sino una decisión de todos. Ese debe ser nuestro pacto común”.
La República Dominicana —reiteró— está lista para hacer su parte. Pero no puede hacerlo sola.