La cena benéfica “A Taste of Hope” reunió a chefs, empresarios y donantes en una experiencia culinaria donde la alta gastronomía se convirtió en motor de cambio social
Santo Domingo.- Las noches del 16 y 17 de septiembre, el Hotel El Embajador fue escenario de un encuentro que unió dos mundos: el de la alta gastronomía y el de la solidaridad. Allí se celebró la quinta edición de “A Taste of Hope”, la cena benéfica organizada por UNICEF que busca garantizar un presente más justo y un futuro con oportunidades para la infancia dominicana.

El concepto es sencillo, pero poderoso: cada plato servido se convierte en un gesto de apoyo a los programas que luchan contra la desnutrición, reducen la mortalidad neonatal, mejoran la educación y previenen la violencia y los embarazos adolescentes. Una forma de transformar el acto de cenar en un compromiso colectivo.
La velada fue conducida por dos figuras reconocidas de la cocina latinoamericana: Carmen Angel, fundadora de Carmen Restaurante en Medellín, y Saverio Stassi, chef ejecutivo de Ajualä en República Dominicana. Juntos diseñaron una experiencia que destacó la riqueza de los ingredientes locales, combinando tradición e innovación. La propuesta no solo deleitó a los paladares presentes, sino que reafirmó la importancia de la gastronomía como expresión cultural y puente hacia el desarrollo social.
“Queremos agradecer profundamente a todos los patrocinadores y asistentes”, señaló Anyoli Sanabria, representante interina de UNICEF en el país. “Su apoyo permite que continuemos implementando programas que aseguren a cada niño y niña un presente más justo y un futuro lleno de oportunidades”.

El respaldo del sector privado quedó en evidencia. Empresas como Banco BHD, Grupo Humano, Banco Popular, Ferretería Éxito y Domicem se sumaron como patrocinadores, mientras que otras entidades aportaron en diferentes categorías. Esa alianza, subrayó Sanabria, ha sido clave para consolidar avances en temas tan sensibles como la reducción de la mortalidad neonatal —que bajó en un 20%— y la mejora en la comprensión lectora de los escolares, que pasó del 17% al 50%.
La solidaridad no se quedó en los platos. Una subasta benéfica incorporó piezas de arte, diseño y cultura dominicana: joyas de Mónica Varela, esculturas de Taína Almodóvar, una obra de Fernando Varela, vajillas artesanales de Manos Dominicanas y fotografías de Javier Gautier. Objetos que, más allá de su valor material, se transformaron en recursos para sostener proyectos a favor de la niñez.
La cena contó con la conducción del Consejo Asesor Empresarial de UNICEF, integrado por figuras del mundo corporativo y social, junto a la comunicadora Jatnna Tavárez, embajadora de Buena Voluntad. Todos coincidieron en un mismo mensaje: invertir en la infancia es invertir en el futuro del país.
Al finalizar, el aire en el salón tenía un sabor distinto al de los vinos y especias que habían desfilado en la mesa. Era el sabor de una causa compartida, de un banquete que no solo llenó estómagos, sino que sembró esperanza. Porque “A Taste of Hope” demostró que cuando el sector privado, la sociedad civil y organismos internacionales se sientan a la misma mesa, los cambios son posibles y duraderos.