Universal, Sony y Warner aseguran que la startup usó canciones protegidas para entrenar su sistema de inteligencia artificial.
La batalla entre la industria musical y la inteligencia artificial acaba de escalar un peldaño más. Universal Music, Sony Music y Warner Records, agrupadas en la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos (RIAA), han reforzado su demanda contra la compañía Suno AI, a la que acusan de entrenar sus modelos con canciones extraídas ilegalmente de YouTube.
La primera demanda llegó en junio del año pasado. Entonces, las discográficas señalaron que la plataforma —especializada en convertir texto en música mediante IA— se estaba alimentando de obras protegidas sin autorización. El resultado, alegaban, era composiciones que guardaban una similitud inquietante con los títulos originales.
Según los documentos judiciales, Suno habría copiado “cantidades masivas de grabaciones de sonido”, que luego procesaba para pulir su modelo de inteligencia artificial. En ese proceso, se habrían generado múltiples copias adicionales de las obras, algo que las discográficas entienden como una infracción directa de los derechos de autor.
La actualización de la demanda añade un nuevo elemento: el presunto uso de canciones disponibles en YouTube como materia prima. La RIAA sostiene que Suno “utilizó código para acceder, extraer, copiar y descargar” música de sus catálogos, sorteando las medidas de protección de la plataforma.
El escrito, presentado el pasado viernes ante el Tribunal de Distrito de Massachusetts, subraya que estas prácticas no solo violarían los derechos de Universal, Sony y Warner, sino también los términos de servicio de YouTube. La plataforma prohíbe expresamente eludir sus sistemas de cifrado para descargar o distribuir contenido sin permiso.
La base legal de la demanda descansa en la Ley de Derechos de Autor del Milenio Digital (DMCA), que prohíbe eludir medidas tecnológicas de protección. De confirmarse, Suno podría enfrentar indemnizaciones que van desde 2.500 dólares por cada acto de elusión hasta 150.000 dólares por obra infringida.
El caso se apoya también en un informe del grupo de editores ICMP, que alerta sobre prácticas similares de compañías de IA para entrenar sus modelos. Para la RIAA, este tipo de actuaciones no solo vulneran derechos, sino que ponen en riesgo la economía de una industria que todavía lidia con los efectos de la digitalización.
Por su parte, Suno rechaza estas acusaciones. En agosto del año pasado, la startup defendió que sus sistemas se entrenan de forma legítima, utilizando grabaciones de acceso público. Según la empresa, se trata de un procedimiento de “back-end”, invisible para los usuarios, que no busca copiar, sino facilitar la creación de nuevas obras. “Es un uso justo al servicio de un producto innovador”, afirmaron entonces.
El pulso entre las discográficas y la compañía de IA refleja un debate mayor: ¿hasta dónde puede llegar la inteligencia artificial en el uso de materiales con derechos? El desenlace del juicio contra Suno marcará un precedente que podría redefinir los límites entre innovación tecnológica y propiedad intelectual en la música.