Romelinda Grullón revela el terror que enfrentan las mujeres ante las redadas y la criminalización de la pobreza.
La vida de las mujeres migrantes en Puerto Rico se ha vuelto insostenible bajo la política del expresidente estadounidense Donald Trump. Así lo denunció Romelinda Grullón, directora del Centro de la Mujer Dominicana, durante un evento de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (Asppro).
Grullón advirtió que, si bien todo país tiene derecho a proteger sus fronteras, lo que no se puede tolerar son políticas basadas en la discriminación y el perfil racial.
La activista señaló que la actual política de "todo se vale" ha creado un estado de terror entre las comunidades migrantes. Las redadas indiscriminadas de agentes federales, que se guían por el perfil racial y la criminalización de la pobreza, han infligido un daño catastrófico.
Dichas acciones, según Grullón, no son más que un abuso de poder que eleva la degradación moral de la inmigración a rango de política pública.
Miedo a la denuncia y explotación laboral
Las mujeres migrantes en la isla enfrentan una situación de vulnerabilidad exacerbada. Romelinda Grullón mencionó que, además de la discriminación y la explotación laboral, sufren de una invisibilidad y una indiferencia "selectiva" por parte de las estructuras gubernamentales. Este clima de miedo se extiende a sus hijos y a toda la familia, afectando gravemente su bienestar.
Una de las consecuencias más graves de esta situación es el temor a denunciar. Las mujeres víctimas de violencia de género, a pesar de estar protegidas por la Ley 54 de Puerto Rico y la Ley Federal VAWA, tienen pánico de acudir a la policía o a los tribunales.
Añadió que este miedo es justificado, ya que, según Grullón, existe el riesgo de que, siendo las víctimas, terminen arrestadas o deportadas, replica un texto de Prensa Latina.
Indicó que la inseguridad es aún más grave cuando se considera que agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) "pueblan" los alrededores de los edificios gubernamentales, listos y al acecho.
Las intervenciones de estos agentes, según la directora del centro, son "desalmadas" y se llevan a cabo de una manera que humilla y viola la dignidad humana, sin importar el dolor y la vulnerabilidad de las personas.
Para Romelinda Grullón, esta crisis ha convertido la migración en un acto desesperado de supervivencia. Por ello, enfatizó la necesidad de dar visibilidad a esta trágica situación, de abrir espacios de solidaridad y de normalizar el diálogo como un recurso permanente para educar sobre lo que llamó un "retroceso institucional".