Encuestas revelan que la mayoría de los estadounidenses apoyan la inmigración.
Pese a la percepción histórica de ser una "nación de inmigrantes", Estados Unidos parece estar en una encrucijada. Mientras el actual gobierno impulsa políticas draconianas para reducir la inmigración, una creciente mayoría de la población se muestra a favor de un enfoque más abierto.
Así lo indica un artículo de opinión del demógrafo Joseph Chamie que indica que esta brecha entre la voluntad popular y las acciones de la Casa Blanca ha desatado un debate nacional con profundas implicaciones demográficas, económicas y sociales.
Las encuestas no dejan lugar a dudas, sostiene Chamie quien, además, es consultor independiente y exdirector de la División de Población de las Naciones Unidas. Un estudio reciente reveló que un récord del 79% de los adultos estadounidenses considera que la inmigración es beneficiosa para el país, mientras que solo un 17% la ve de forma negativa.
A pesar de este apoyo, las políticas del gobierno se mueven en la dirección opuesta. Se estima que las deportaciones han alcanzado un ritmo alarmante de casi 1,500 personas por día, y un análisis reciente del censo muestra que la población de origen extranjero ha disminuido por primera vez desde la década de 1960.
Métodos extremos y un debate legal
La mano dura del gobierno ha generado un fuerte rechazo. Más del 60% de los estadounidenses desaprueba las medidas de aplicación de la ley migratoria del presidente, especialmente los arrestos en zonas protegidas como escuelas, hospitales y lugares de culto.
Aunque una parte de la población apoya la deportación de migrantes indocumentados con antecedentes penales, una encuesta nacional encontró que el 54% cree que el programa de control migratorio "ha ido demasiado lejos", usando tácticas agresivas y autoritarias.
La confrontación ha llegado a los tribunales. Una de las medidas más polémicas es la orden ejecutiva que busca poner fin al derecho de ciudadanía por nacimiento para los hijos de inmigrantes indocumentados, una disposición garantizada por la 14ª Enmienda de la Constitución.
Mientras que la administración busca revocar este derecho, una encuesta de junio reveló que el 68% de los votantes lo apoya, anticipando una batalla legal que probablemente termine en la Corte Suprema.
Economía y demografía: Un futuro incierto sin inmigrantes
Más allá de lo político, las consecuencias de una política migratoria restrictiva son claras refiere Chamie. La economía estadounidense, que ya enfrenta escasez de mano de obra en sectores clave como la agricultura, la construcción y la salud, necesita a los trabajadores inmigrantes.
La inmigración se considera crucial para cubrir vacantes, impulsar el crecimiento económico y fortalecer la manufactura. De hecho, el presidente de la Reserva Federal ha señalado que las políticas más estrictas son una de las razones del menor crecimiento continúa el destacado demógrafo.
Desde una perspectiva demográfica, el panorama es aún más preocupante. Con una tasa de natalidad por debajo del nivel de reemplazo, la inmigración es vital para sostener el crecimiento poblacional. La Oficina del Censo proyecta que sin la llegada de nuevos inmigrantes, la población estadounidense comenzará a disminuir en 2031.
A finales de siglo, el país podría perder 116 millones de personas, lo que pondría en riesgo el sistema de seguridad social, ya que la población en edad de trabajar disminuiría drásticamente en comparación con el número de jubilados.
A pesar de que los datos demuestran que la inmigración impulsa la economía y la salud del país, el actual gobierno continúa su agenda para reducirla drásticamente, ignorando el consenso popular y arriesgando el futuro demográfico y económico de la nación.
Lea el artículo completo de Joseph Chamie en: https://ipsnoticias.net/2025/09/la-mayor-parte-de-la-poblacion-de-eeuu-quiere-inmigrantes-aunque-el-gobierno-no/