Un experto explica que el estrés, en sí mismo, no es perjudicial; lo que realmente afecta la salud es la incapacidad de gestionarlo de manera adecuada.
En un mundo donde el estrés se ha vuelto la norma, el académico especializado en antienvejecimiento, Arturo Fernández-Cruz, ha lanzado una perspectiva reveladora. Según él, no es el estrés en sí mismo lo que nos mata o envejece, sino la forma en que lo enfrentamos.
Para el experto, la mayoría del estrés es, de hecho, una fuerza "positiva y adaptativa" que puede fortalecer y mejorar el rendimiento.
En una sesión científica de la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANME), Fernández-Cruz explicó que el estrés puede ser un motor si es "breve y puntual". Sin embargo, se convierte en algo mortal cuando se prolonga de manera crónica y no sabemos cómo manejarlo.
El experto destaca que la clave está en la "lectura" que cada persona hace de los acontecimientos, una lectura que está definida por factores como la educación, el estado social y la ideología.
La forma en que procesamos un evento estresante determina nuestra respuesta neuro-hormonal. Si logramos un buen manejo, nuestro cerebro se adapta; de lo contrario, las alteraciones pueden llevarnos a situaciones no deseadas, incluyendo enfermedades asociadas al envejecimiento.
Un país en alerta roja
Según el académico, España es el país europeo con los niveles de estrés más altos, afectando a cerca del 60% de la población, con una incidencia particular en jóvenes y mujeres. Esta alarmante cifra nos obliga a prestar atención a las señales de advertencia del estrés crónico.
Fernández-Cruz identificó varias señales de alerta, tanto físicas como emocionales. Entre las físicas se encuentran los dolores de cabeza, la fatiga constante, el insomnio y los problemas digestivos. A nivel emocional, advierte sobre la irritabilidad, la ansiedad y los cambios de humor.
Además, el estrés crónico afecta la cognición, provocando dificultad para concentrarse y problemas de memoria, y puede tener consecuencias en la conducta, como el aislamiento social, el abuso de alcohol o drogas, y la baja productividad.
Consejos para combatirlo
Para abordar este problema, el experto ofrece una serie de recomendaciones. En primer lugar, la meditación y la atención plena son cruciales, ya que permiten al cerebro desarrollar la capacidad de adaptarse.
Igualmente, sugiere romper con el ritmo de vida acelerado que la sociedad occidental ha normalizado, y enfocarse en hábitos que fomenten la lentitud y el silencio, tanto externo como interno.
Otras claves incluyen el ejercicio regular (entre tres y cinco veces por semana), dormir entre siete y nueve horas, y mantener una alimentación consciente y equilibrada. Fernández-Cruz también recomienda aprender a decir "no" sin culpa, gestionar bien el tiempo y reservar espacios para el ocio y el descanso, pues son vitales para una vida alineada con lo que verdaderamente nos importa.
El estrés en América Latina
El manejo del estrés en América Latina y el Caribe, incluyendo a la República Dominicana, es un tema complejo, ya que está influenciado por diversos factores sociales, económicos y culturales. A continuación, se presenta un panorama general de la situación en la región.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) ha señalado que la mayoría de los países latinoamericanos enfrentan desafíos significativos en materia de salud mental. Factores como la pobreza, la desigualdad, la violencia y la inestabilidad política contribuyen a altos niveles de estrés en la población. Estudios han revelado que países como Venezuela, Ecuador y Panamá han registrado altos porcentajes de estrés en su población.
El enfoque en el manejo del estrés en la región ha sido principalmente a través de la cooperación técnica y la implementación de programas de salud mental en contextos específicos, como el de los migrantes o el personal de salud durante la pandemia de COVID-19.
Sin embargo, persisten limitaciones, como la falta de recursos y el estigma social que rodea a los problemas de salud mental. La percepción del estrés como una enfermedad no está tan arraigada en la cultura, lo que dificulta que las personas busquen ayuda profesional.
La situación en la República Dominicana
En la República Dominicana, el estrés es una preocupación significativa, aunque la forma de manejarlo puede ser variada. Un estudio de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) ha llegado a afirmar que el país se encuentra en el quinto lugar de los países de América Latina con mayores niveles de estrés.
Asimismo, el Ministerio de Salud y otras instituciones han destacado la importancia de abordar el estrés y la ansiedad como factores que inciden en problemas de salud mental.
Las estrategias para el manejo del estrés en el país se centran en el fomento del bienestar laboral y personal. Varias organizaciones, tanto públicas como privadas, promueven talleres y conferencias sobre este tema. Las recomendaciones más comunes incluyen:
- Mantener un equilibrio entre la vida laboral y personal: Se enfatiza la importancia de establecer horarios de trabajo, tomar descansos y disfrutar del tiempo libre con amigos y familiares.
- Gestión del tiempo y delegación de tareas: Se aconseja priorizar las tareas, aprender a decir que no y no sobrecargarse de responsabilidades.
- Desconexión digital: Se recomienda apartarse de los dispositivos electrónicos para reducir la sobrecarga de información.
- Apoyo social: Se destaca el valor de hablar con personas de confianza y crear redes de apoyo en el trabajo y en la vida personal.
Aunque la República Dominicana está tomando medidas, sigue existiendo la necesidad de una mayor concientización y de más recursos para la salud mental.