El director mexicano reinterpreta el mito gótico de Mary Shelley y le da al monstruo una nueva y fascinante estética.
Guillermo del Toro, el maestro de lo fantástico, está a punto de dar vida a su proyecto más personal: una nueva versión de Frankenstein para Netflix. El cineasta, que ha soñado con esta historia desde los 11 años, no se conforma con seguir los cánones; ha creado un monstruo radicalmente distinto, uno que es, según sus propias palabras, una "bella obra de arte".
La novela gótica de Mary Shelley de 1818 ha sido una verdadera biblia para Del Toro. Desde su infancia, se obsesionó con un detalle en particular: “¿Por qué está hecho de muchas partes?”. Esa simple pregunta lo llevó a deconstruir la lógica del personaje y a reimaginarlo por completo.
El resultado es un Frankenstein que, a diferencia de sus predecesores, parece recién nacido, sin los puntos de sutura ni las cicatrices que se han convertido en su marca registrada.
Para Del Toro, el monstruo no es una víctima de un accidente, sino una criatura con la “pureza o la translucidez de un alma recién nacida”. Su objetivo era mostrar el viaje de este ser de "alma recién nacida" a un ser humano que "piensa, luego existe".
Pero esta nueva visión no es un borrón y cuenta nueva. El director rinde homenaje a las "estrellas del Norte" que han iluminado su camino. Se inspira en la silueta militar que Bernie Wrightson le dio al monstruo, la mirada muerta de Christopher Lee en la versión de 1957, y el aura casi religiosa de la criatura interpretada por Boris Karloff. El desafío, para Del Toro, era unificar todas estas influencias para crear algo verdaderamente nuevo.
En su diario de trabajo, Del Toro reunió retazos de todo tipo: ilustraciones anatómicas, tratados quirúrgicos y apuntes de la vida cotidiana. Su intención era que las líneas de la criatura fueran estéticamente interesantes, más allá de lo médico, como si fueran las pinceladas de un cuadro.
Para él, Victor Frankenstein (interpretado por Oscar Isaac) no es solo un científico, sino también un artista, que construye a su criatura con una meticulosidad digna de un genio.
Con el estreno de su Frankenstein a la vuelta de la esquina, el cineasta ha cumplido un sueño largamente acariciado. El resultado es una criatura sin cicatrices visibles, que promete ser una primicia en el canon de la literatura y el cine, una obra que rompe con la tradición y se atreve a mostrar una nueva cara del monstruo. Con datos de Prensa Latina