El periodista denuncia sabotaje institucional y señala al Ministerio de Cultura
Santo Domingo, R.D. – La Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía (CNEPR) vuelve a estar en el ojo del huracán. José Antonio Aybar renunció de manera irrevocable a la presidencia del organismo, tras apenas tres meses en el cargo, denunciando una serie de trabas internas, bloqueos institucionales y lo que califica como un “abuso de poder inadmisible” por parte del Ministerio de Cultura.
En una carta dirigida al presidente de la República, Luis Abinader, y con copia a la Consultoría Jurídica del Poder Ejecutivo, Aybar explica que su decisión obedece a la “creciente precariedad institucional” en la que se encuentra sumida la CNEPR, situación que —según afirma— fue comunicada en múltiples ocasiones al ministro de Cultura, Roberto Ángel Salcedo, sin obtener respuesta.
Un diagnóstico lapidario
Aybar no se guarda nada. Detalla con precisión los obstáculos que enfrentó durante su breve gestión, señalando específicamente al Ministerio de Cultura como el origen de las dificultades.
Entre las denuncias más graves figuran:
- Retención ilegal de la cuenta bancaria institucional: Bajo control del Ministerio de Cultura, esta acción habría impedido el ejercicio financiero de la entidad, minando su autonomía operativa.
- Negativa a autorizar la firma del presidente para trámites financieros menores, dificultando incluso las operaciones más básicas.
- Demora injustificada en la designación del vicepresidente de la CNEPR, que terminó en una imposición de una persona no recomendada por el equipo de Aybar, sino supuestamente por presiones internas del propio gobierno.
- Urgencia de traslado físico de la sede de la CNEPR: Las condiciones deplorables del local actual —según advierte— ponen en riesgo la integridad del personal y afectan la operatividad institucional.
Un sistema que asfixia la gestión
Para Aybar, lo sucedido representa mucho más que simples diferencias administrativas. “Estos hechos constituyen, en conjunto, un abuso de poder inadmisible que ha bloqueado toda posibilidad de conducir una gestión con eficiencia”, escribe con contundencia en su carta.
Se muestra firme en su postura al afirmar que no está dispuesto a someterse a presiones ni a poner en juego su hoja de vida por decisiones autoritarias de ningún funcionario. “No estamos dispuestos a arrodillarnos profesionalmente”, remata.
Una renuncia con carga política
Aunque no menciona directamente al presidente Abinader como responsable de la situación, la carta de Aybar es un claro llamado de atención al Poder Ejecutivo. Su renuncia pone de manifiesto tensiones internas dentro del Ministerio de Cultura y expone una gestión que —al menos desde su relato— ha estado marcada por la discrecionalidad, la falta de diálogo y decisiones impuestas.
Mientras tanto, la CNEPR queda nuevamente acéfala, con una institución debilitada y sin rumbo claro. La renuncia de Aybar se suma a una larga lista de funcionarios que, en medio de frustraciones internas, optan por hacerse a un lado ante lo que describen como ambientes hostiles o disfuncionales.
¿Qué sigue para la CNEPR?
La renuncia de Aybar no solo deja vacante la presidencia de la CNEPR, también vuelve a abrir el debate sobre el verdadero poder de los organismos autónomos en República Dominicana y su grado de independencia frente al Ejecutivo.
La CNEPR, históricamente envuelta en controversias por su rol regulador de contenidos públicos y artísticos, parece hoy más frágil que nunca. Sin dirección, sin recursos operativos, y con su credibilidad nuevamente en entredicho, el futuro del organismo es incierto.