La mujer agredió a su sobrina cuya madre se suicidó junto a la menor
En un veredicto que pone fin a un caso marcado por la tragedia, una mujer de Santo Domingo ha sido condenada a diez años de prisión por abusar sexualmente de su sobrina de cuatro años.
El fallo, dictado por el Tercer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional, llega tras un proceso legal donde las pruebas, incluyendo el escalofriante testimonio de la menor, fueron cruciales para la condena.
La sentencia se produce en el contexto de un suceso lamentable que conmocionó a la comunidad de Cristo Rey: la madre de la víctima, atormentada por la presión familiar, se suicidó junto a la niña.
El tribunal, integrado por las juezas Arlín Ventura, Leticia Martínez y Milagros Ramírez, acogió la petición del Ministerio Público, que calificó el delito como una violación del artículo 332.1 del Código Penal dominicano y el artículo 396 de la Ley 136-03, conocida como el Código del Menor.
La condenada, identificada como Omayra Antonia Lugo Cruz, deberá cumplir su pena en el Centro de Corrección y Rehabilitación Najayo-Mujeres, en la provincia de San Cristóbal.
La acusación, liderada por los fiscales Eduardo Velásquez, Carlenny Camilo y Cinthia Bonetti, se sostuvo en una sólida base de evidencia.
Entre las pruebas más contundentes se encontraron audios y videos recuperados de celulares y una memoria USB que la agresora utilizaba para realizar videollamadas y grabaciones. Este material audiovisual resultó vital para demostrar la forma en que ocurrieron los hechos, exponiendo la magnitud del delito cometido contra la infante.Pero quizás la prueba más impactante fue el testimonio de la pequeña, grabado en una cámara Gesell antes de su muerte.
La niña, víctima de una agresión imperdonable, dejó un testimonio que se convirtió en una pieza clave para la condena de su tía. Un pariente de tercer grado de consanguinidad, una figura en la que se debería haber confiado.
Este doloroso relato fue lo que la madre, presionada por su entorno familiar tras denunciar los hechos, no pudo soportar.
El 13 de agosto del año pasado, el desespero la llevó a tomar una decisión trágica: se lanzó desde el cuarto piso del edificio donde residían, llevándose con ella la vida de la pequeña.
La muerte de ambas, a causa de un crimen que las atormentaba en la intimidad de su hogar, añadió un capítulo de horror a la historia.
La condena a Omayra Antonia Lugo Cruz no solo busca hacer justicia por el abuso cometido contra la niña, sino también honrar la memoria de la madre que, ante el peso de las circunstancias, encontró un final devastador.
El caso deja al descubierto la necesidad de proteger a las víctimas de violencia intrafamiliar y la urgente importancia de romper el silencio ante la agresión y el abuso. La justicia ha hablado, pero el eco de esta tragedia perdurará.