Se había escapado en la vecina isla durante el traslado a la lectura de su condena.
La mano de la justicia, a veces lenta, pero casi siempre implacable, ha alcanzado a Francisco Alberto Cedeño Amparo. Después de una fuga que parecía de película y una cacería que duró años, la República Dominicana ha dado luz verde a su extradición hacia Estados Unidos. Su destino: una condena de 114 años de prisión en Puerto Rico, una cifra que resuena con el peso de los crímenes que dejó atrás.
La historia de Cedeño Amparo es un relato de audacia y desesperación. Se había escapado en el momento más crucial, justo cuando era trasladado a la Corte de Primera Instancia de San Juan para escuchar la sentencia que lo enviaría a prisión por el resto de su vida.
El día de la lectura de su condena, el 12 de diciembre de 2008, se desvaneció, dejando a las autoridades de la vecina isla con un amargo sabor a derrota y un fugitivo de alta peligrosidad en las calles.
Su condena era por la muerte de un hombre, al que apuñaló, y por la tentativa de asesinato contra una mujer. Dos hechos graves que ahora lo persiguen sin piedad.
La prolongada fuga de Cedeño Amparo se convirtió en una prioridad para las autoridades de Puerto Rico. En 2016, ya con una alerta de búsqueda internacional, fue finalmente arrestado en suelo dominicano.
Pero no era la primera vez que se burlaba de la justicia. En el pasado, ya había logrado escapar del sistema legal puertorriqueño después de que se le impusiera una fianza millonaria de 1.5 millones de dólares. Un historial de evasión que solo añade gravedad a su caso y justifica la firmeza con la que el Ministerio Público dominicano ha actuado.
La solicitud de extradición llegó de manos del Gobierno de Estados Unidos y fue recibida con la atención que un caso de esta magnitud merecía. El procurador adjunto Osvaldo Bonilla, titular de la Dirección de Cooperación Jurídica Internacional y Derechos Humanos, junto a la fiscal Elvira Rodríguez, lideraron el proceso en representación del Ministerio Público.
Su trabajo meticuloso y apegado a la legalidad fue fundamental para que la Suprema Corte de Justicia (SCJ) tomara una decisión favorable.
La Segunda Sala de la SCJ, integrada por los jueces Francisco Antonio Jerez Mena, Fran Euclides Soto Sánchez y María Garabito Ramírez, analizó el caso a fondo. Determinaron que la solicitud estaba en perfecta sintonía con la normativa nacional y los instrumentos jurídicos internacionales que rigen la cooperación entre ambas naciones. No había fisuras, ni dudas. La decisión fue unánime y contundente: se autoriza la extradición.
Ahora, la pelota está en la cancha de la Procuraduría General de la República. La SCJ ha ordenado que se encarguen de la tramitación y ejecución de la decisión. Esto significa que deben comunicarse con la autoridad administrativa correspondiente para que, en un acto que se rige por la Constitución y las leyes, se emita el decreto del Poder Ejecutivo que finalmente disponga la entrega de Cedeño Amparo.
Mientras tanto, el procesado permanece bajo una medida de prisión preventiva, a la espera de su inevitable partida.