La DNCD impidió la apertura de un local que glorificaba a capos del crimen.
La Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) ha dado un golpe de autoridad en la provincia de Peravia. En un operativo coordinado con el Ministerio Público, las fuerzas del orden desmantelaron un establecimiento nocturno en Baní que, con una dosis de descaro e indiferencia total hacia las instituciones dominicanas, se preparaba para operar bajo el provocador nombre de “Sinaloa”.
El lugar, que a todas luces buscaba atraer a un público afín a la cultura del crimen, estaba decorado con carteles y afiches que retrataban la figura de reconocidos narcotraficantes internacionales. Una abierta apología al crimen organizado que, según las autoridades, no podía ser tolerada bajo ninguna circunstancia.
El bar, que tenía prevista su apertura para este sábado, fue intervenido antes de que la primera botella se sirviera y la música empezara a sonar. El simbolismo era claro: un desafío directo al Estado de Derecho.
Los agentes de la DNCD, junto a un equipo del Ministerio Público, ingresaron al local y procedieron a retirar toda la propaganda y el material alusivo al narcotráfico que servía de macabra decoración.
La escena era elocuente: retratos de capos, mensajes encriptados y una estética que buscaba normalizar a figuras que han causado estragos y dolor en el mundo.
El nombre mismo, “Sinaloa”, es una referencia directa al cártel mexicano, una de las organizaciones criminales más poderosas y violentas del planeta.
Este tipo de actos no son tomados a la ligera por la DNCD. La institución ha dejado claro que mantendrá una estricta vigilancia para evitar que espacios de recreación o públicos se conviertan en tribunas para glorificar a la delincuencia.
"Este tipo de ambientación representa una apología al crimen organizado, y no podemos permitir que en nuestro país se promueva la figura de capos internacionales o la cultura de la violencia", señaló un vocero de la entidad.
La acción en Baní es un recordatorio de que la batalla contra el narcotráfico no se libra solo en la incautación de alijos o en las calles. Es también una guerra cultural, una lucha por evitar que la narrativa de la violencia y el dinero fácil penetre en la sociedad, especialmente entre los jóvenes.
Los promotores de este tipo de negocios buscan crear un ambiente donde el consumo de drogas y la admiración por el mundo del crimen se vean como algo glamuroso o digno de imitar.
El desmantelamiento del bar "Sinaloa" es una señal contundente de que las autoridades dominicanas no van a permitir que el narcotráfico gane terreno en la mente de la gente. por lo menos eso parece.
Es una respuesta firme a la osadía de unos pocos que, en su afán de lucro, estaban dispuestos a cruzar una línea roja. La acción preventiva ha logrado impedir que un negocio, desde su concepción, se convirtiera en un foco de promoción del crimen.
El caso de Baní no es un incidente aislado, sino un reflejo de una tendencia global que busca romantizar el narcotráfico a través de la cultura popular: las narconovelas son muestra de esto.