La actividad se mantiene fuerte, pero la confianza de empresarios cae por aranceles.
El sector servicios de Estados Unidos, un pilar fundamental de la economía, continúa mostrando un crecimiento robusto, aunque no exento de preocupaciones. En agosto, el Índice de Gestores de Compras (PMI) del sector cayó ligeramente a 54.5 puntos, por debajo de los 55.7 de julio, según los datos de S&P Global.
A pesar de la pequeña baja, el sector acumula 31 meses consecutivos de expansión, un indicador claro de que la economía se mantiene en marcha.
La agencia S&P Global reportó que la actividad de los servicios perdió un poco de impulso en comparación con el mes anterior, pero sigue en un terreno "positivo". Los nuevos pedidos repuntaron de forma "importante" y las empresas continuaron contratando personal, una señal de optimismo a nivel de operaciones.
Sin embargo, detrás de estos buenos números, la confianza de los empresarios no acompaña. Las perspectivas de negocio se mantuvieron "relativamente bajas", alcanzando mínimos de cuatro meses.
El principal factor de preocupación, según el informe, es la persistencia de los aranceles comerciales del presidente Donald Trump. La incertidumbre que generan estas políticas está afectando el optimismo a largo plazo.
El informe también destaca que los costos laborales siguen en aumento, lo que, sumado a los efectos de los nuevos aranceles, ha elevado los gastos operativos a un ritmo "acelerado". Como era de esperarse, las empresas están trasladando estos costos a los consumidores, lo que se refleja en un incremento "considerable" en los precios de venta. Esta situación podría presionar a la inflación, un tema que la Reserva Federal observa con lupa.
Chris Williamson, economista jefe de S&P Market Intelligence, señaló que, a pesar de la ligera desaceleración, la expansión de agosto fue la segunda más fuerte del año.
Williamson calcula que, al combinar los datos del PMI de servicios y manufactura, la economía de Estados Unidos podría crecer a una tasa anualizada del 2.4% para el tercer trimestre, un número sólido que desmiente los rumores de una recesión inminente.
El analista advirtió que "el optimismo empresarial ha caído a uno de los niveles más bajos registrados en los últimos tres años en medio de la creciente preocupación por la incertidumbre y la caída de la demanda fruto de las políticas del Gobierno federal, sobre todo en lo referido a los aranceles".
En definitiva, la economía se mantiene activa y creando empleo, pero la confianza de quienes la impulsan se resiente, un recordatorio de que la política económica no puede ir por un camino distinto al de la realidad de los negocios.