En todo y para todo, la corrupción juega un papel estelar digno de ser llevado al cine.
Al parecer en nuestro país existe una feroz y silenciosa lucha entre la minimizada ‘transparencia’ y la significativa y en aumento ‘corrupción’. Aquí hay corrupción hasta entre los ratones de calles, callejuelas y alcantarillas por las ‘sobras’, por no decir que existe entre los dominicanos de arriba, el medio y abajo.
En todo y para todo, la corrupción juega un papel estelar digno de ser llevado al cine, pues el asunto parece no tener fin ni excepciones.
Unos dicen que hay figuras, líderes, empresarios o personajes muy serios y honestos, aunque faltos de valentía para enfrentar a quienes los inmiscuyen en actos negativos, o para resolverles problemas que no detengan sus labores diarias.
Otros aseguran que sin ‘corrupción’, el país se paralizaría hasta un punto que podría tambalearse todo, incluyendo la democracia en que derechistas, centristas, izquierdistas, mansos, cimarrones, negros, blancos y mulatos participan.
Por lo tanto, para algunos existe corrupción no solo en el gobierno, sino en todos los sectores: partidos, gremios, sindicatos, entidades profesionales, industriales, comerciales y de otros géneros. Nada ni nadie parece escapar a la malvada y asqueante corrupción.
Lamentables pero ciertas, esas apreciaciones provocan que algunos lleguen a decir que solo con gobiernos como el de Bukele podrían disminuirse.
Por mi larga experiencia periodística corroboro que esta nociva práctica ha existido y existe en casi todos los órganos del país, aunque veo difícil su extinción.
Debido, sobre todo, a que quienes cuentan con resortes poderosos en los poderes de la democracia, también son señalados como participes de esa actividad ilegal, y trituradora del desarrollo que tanto desean los dominicanos de buen corazón y transparencia.
Como eso de ver a agentes militares y policiales involucrados en ataques salvajes, robos y violaciones, sin que se tomen las fuertes medidas correspondientes para que no se repitan.
O como ver que a un ‘jefe’ de ladrones y raterías se les condonan sus deudas con la sociedad, por entregar una irrisoria e ínfima cantidad de todo lo robado, en contubernio con poderosos exfuncionarios civiles y militares.
¡Dios nos cuide y contribuya a que la corrupción no siga expandiéndose en nuestro medio, mientras la transparencia se mantiene en silencio y escondida por temor a ser liquidada!