Un grupo de 92 ciudadanos repatriados llegan al país en un vuelo de ICE.
Santo Domingo, República Dominicana. Un nuevo grupo de 92 dominicanos ha regresado al país, pero no por decisión propia. Fueron deportados desde Estados Unidos en un vuelo fletado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), aterrizando directamente en el Aeropuerto Internacional Las Américas (AILA).
Este es el más reciente de una serie de vuelos de repatriación que han traído de vuelta a cientos de ciudadanos en los últimos meses.
El grupo, compuesto tanto por hombres como por mujeres, fue recibido en la pista por un operativo conjunto de la Dirección General de Migración y el Cuerpo Especializado de Seguridad Aeroportuaria (CESAC).
La llegada de deportados se ha convertido en una escena habitual en los aeropuertos dominicanos, reflejando el endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos.
Deportado por ingreso irregular
Entre los repatriados, la situación es variada. Una parte considerable de ellos había intentado ingresar a territorio estadounidense de forma irregular, a menudo a través de la peligrosa frontera con México.
Estos migrantes, que en muchos casos invirtieron todos sus ahorros en la travesía, ven sus sueños frustrados y son enviados de regreso a su país de origen. Su travesía es un recordatorio de la desesperanza económica que empuja a muchos a tomar decisiones extremas.
Deportados por delitos
Sin embargo, otra porción del grupo estaba conformada por individuos que habían cumplido condenas por haber cometido diversos delitos en suelo estadounidense. Desde violaciones de las leyes de inmigración hasta crímenes más graves, estos individuos terminan sus sentencias con una orden de deportación que los prohíbe de regresar a Estados Unidos de por vida.
Una vez que tocaron suelo dominicano, los 92 deportados no fueron liberados de inmediato. Fueron trasladados al Centro Vacacional de Haina, en San Cristóbal, un espacio habilitado para la depuración de los recién llegados. Allí, se les realiza un proceso de identificación, se cotejan sus antecedentes y se verifica su estado de salud, antes de ser entregados a sus familias.
Desafío de las autoridades
La llegada de estos grupos plantea un desafío para las autoridades locales, no solo en términos de seguridad y logística, sino también en el aspecto social.
Muchos de estos repatriados enfrentan la difícil tarea de reintegrarse a una sociedad que a menudo los ve con sospecha, con pocas oportunidades laborales y el estigma de haber sido deportados.
Su regreso es un eco silencioso de las complejas dinámicas migratorias que definen la relación entre la República Dominicana y Estados Unidos.