El empresario lamenta que las memorias del héroe restaurador no estén al alcance del público
Santo Domingo.- En la Casa Museo General Gregorio Luperón, en Puerto Plata, el empresario y abogado Paul Brugal lanzó una advertencia que sonó más a reclamo nacional: es una pena que la obra “Notas autobiográficas y apuntes históricos”, escrita por el héroe restaurador, no esté disponible en las librerías ni bibliotecas del país.


Según explicó, hoy en día solo puede encontrarse a través de vendedores de libros usados, un hecho que considera inaceptable tratándose de un texto clave para comprender el pensamiento político de una de las figuras más trascendentes de la historia dominicana.
Brugal encabezó el conversatorio “Pensamiento Político de Gregorio Luperón, una radiografía a sus ideales”, actividad celebrada como parte del 186 aniversario del natalicio del general. Allí insistió en que más allá del rol militar de Luperón, resulta imprescindible que las nuevas generaciones conozcan sus ideas y reflexiones sobre las debilidades del país, muchas de las cuales —dijo— siguen vigentes en la actualidad.
Durante su intervención, repasó las tensiones políticas de la primera República, desde la independencia hasta la Restauración, subrayando el papel de Duarte, Bobadilla, Santana, Báez y los líderes de la revolución de 1857. Recordó que, cuando se produjo la anexión, Luperón ya tenía convicciones liberales firmes y estaba identificado con los intelectuales progresistas de la época.
El conferencista destacó también la influencia temprana de figuras como Pedro Duboq, su primer mentor, y el peso de la educación en la formación política del joven Luperón. Con el tiempo, las conversaciones sobre filosofía y política fueron moldeando su carácter intelectual, hasta que —como escribió Eugenio María de Hostos— “del estudio salió hecho un hombre de ideas elevadas”.
Brugal hizo hincapié en que, a diferencia de otros jefes militares de la Restauración, ligados a los antiguos baecistas o santanistas, Luperón se convirtió en el respaldo militar de la corriente liberal, junto a figuras como Ulises Francisco Espaillat y Pedro Francisco Bono.
Sobre sus memorias, subrayó que el valor de la obra no radica únicamente en los documentos históricos que recopila —cartas, proclamas, artículos—, sino en los análisis que los acompañan. “Ahí Luperón identifica nuestras principales debilidades y propone cómo superarlas. Y lo sorprendente es que muchas de esas reflexiones siguen teniendo plena vigencia”, puntualizó.
Por ello, consideró un imperativo nacional que esta obra vuelva a imprimirse y se difunda tanto en formato físico como digital, para servir como fuente de consulta a investigadores, políticos, estudiantes y a la ciudadanía en general.
“Luperón no solo fue un líder militar excepcional; fue un pensador adelantado a su tiempo. Su legado debe ocupar un lugar en la educación y en la conciencia de todos los dominicanos”, concluyó Brugal.