Reestructuración incluye fusiones, cierres y despidos que obligarían a familias a regresar a sus países
La Organización de las Naciones Unidas vive un momento de tensión interna. Lo que se ha bautizado como una “reforma estructural” se traduce, en la práctica, en recortes de personal, fusiones de departamentos, eliminación de organismos y hasta el traslado de oficinas de alto costo a sedes más baratas.
La decisión final recaerá en la Asamblea General, integrada por 193 Estados miembros. Pero mientras se afinan los detalles, el temor crece entre los trabajadores de la ONU, especialmente aquellos que llevan décadas en Nueva York y Ginebra con estatus de visado diplomático. Si pierden su empleo, también perderán el permiso para residir en Estados Unidos y Suiza. Para muchos, eso significa un regreso forzoso a países que dejaron hace años, junto a sus familias.
El portavoz de la organización, Stephane Dujarric, admitió que el secretario general, António Guterres, presentará pronto un presupuesto revisado, pero adelantó que habrá “reducciones de personal dolorosas”. Serán los Estados miembros quienes decidan hasta dónde llegar con la tijera.
Voces críticas ante lo que llaman hipocresía institucional
Exfuncionarios y analistas no esconden su malestar. Stephanie Hodge, con experiencia en el PNUD y Unicef, fue tajante: “Lo que llaman reforma parece un recorte uniforme del 20 %, como si se pudiera manejar con una cortadora de césped. Los aduladores se quedan; los técnicos, los que realmente trabajan, son los primeros en salir”.
Hodge describe la situación como una humillación: antiguos empleados que pasan meses caminando frente a oficinas donde antes trabajaban, esperando llamadas que nunca llegan. Y advierte sobre la ironía: una institución que proclama defender derechos estaría ahora pisoteando los de su propio personal. “Esto no es reforma, es hipocresía institucional”, sentenció.
La OMS y otras agencias ya anuncian despidos masivos
El impacto no se limita a la sede central. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya informó que perderá 600 puestos en Ginebra por la reducción de un 21 % en su presupuesto para 2026-2027. “Algunas actividades se eliminan, otras se reducen, y solo se mantienen las esenciales”, escribió el director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una carta interna.
Otros organismos estudian separaciones anticipadas voluntarias, pero la opción más dura sigue siendo la eliminación total de departamentos y la reubicación de oficinas. Las consecuencias humanas son profundas: familias establecidas en Nueva York durante décadas podrían perder no solo sus empleos, sino también seguros médicos, pensiones y estabilidad migratoria.
Un riesgo para la misión y la credibilidad de la onu
Para Purnima Mane, exdirectora del Fondo de Población de la ONU, la reforma debería ayudar a mejorar la eficiencia de la institución, no convertirse en un ajuste dictado únicamente por limitaciones financieras.
“Si el proceso sacrifica al personal y debilita la moral en un momento de inestabilidad global, lo que se pone en juego no es solo el futuro de los empleados, sino también la credibilidad y la misión misma de la ONU”, advirtió.
La Asamblea General tendrá la última palabra. Lo que está en juego no es solo un cambio administrativo, sino la vida de miles de familias y el futuro de un organismo que nació con la promesa de “no dejar a nadie atrás”.
Más detalles del artículo escrito por Thalif Deen en: https://ipsnoticias.net/2025/09/reforma-de-la-onu-incluye-dolorosas-reducciones-de-personal-y-el-retorno-forzoso-a-paises-de-origen/