A diferencia de una contraseña, los datos biométricos no se pueden cambiar una vez que son robados.
SANTO DOMINGO. La biometría se ha convertido en una herramienta cada vez más común para validar nuestra identidad, desde el acceso a un teléfono hasta la emisión de un pasaporte. Sin embargo, su creciente uso trae consigo un riesgo crítico que preocupa a la población: a diferencia de una contraseña, los datos biométricos no se pueden cambiar una vez que son robados.
Esta vulnerabilidad es una de las razones por las que más de la mitad de los latinoamericanos teme a tecnologías como el reconocimiento facial, según un reciente estudio de Kaspersky.
La firma de ciberseguridad advierte que el uso indebido de datos biométricos como huellas dactilares, rostro, iris o voz, ya está dejando víctimas. Un 14% de los encuestados en América Latina ha sufrido robo de identidad, en gran parte debido a la falta de protección de su información personal. Este tipo de datos, al ser únicos e inmutables, se convierten en un blanco permanente para los ciberdelincuentes. Una vez en las manos equivocadas, pueden ser usados para suplantar identidades y acceder a servicios sensibles como la banca en línea, sistemas de salud o plataformas para trámites oficiales.
La preocupación es palpable en la región. En Centroamérica, el miedo al reconocimiento facial es particularmente alto: Guatemala registra un 62%, Panamá un 61% y Costa Rica un 52%. María Isabel Manjarrez, investigadora de seguridad de Kaspersky, señala que el temor es comprensible. “La biometría está cambiando la manera en que validamos nuestra identidad. Pero su adopción también plantea nuevos retos de seguridad. No se trata de temer, sino de crear un entorno digital donde tanto usuarios como organizaciones protejan adecuadamente estos datos”, explica.
La firma de ciberseguridad advierte que el uso indebido de datos biométricos como huellas dactilares, rostro, iris o voz, ya está dejando víctimas. Un 14% de los encuestados en América Latina ha sufrido robo de identidad, en gran parte debido a la falta de protección de su información personal.
Las cifras de Kaspersky respaldan la cautela de los usuarios: el 37% de las computadoras usadas para recopilar y almacenar datos biométricos ha registrado al menos un intento de infección por malware. Los expertos destacan que los cibercriminales ya utilizan inteligencia artificial para falsificar características biométricas, lo que hace aún más fácil evadir los sistemas de autenticación.
Para combatir esta amenaza, Kaspersky ha compartido una serie de recomendaciones clave. Para los usuarios, el consejo principal es informarse antes de compartir sus datos. Es crucial verificar las políticas de privacidad de las plataformas, evitar dispositivos o apps no verificadas y siempre activar la autenticación multifactor. Además, es vital actualizar constantemente los dispositivos y apps para corregir vulnerabilidades, desconfiar de solicitudes inusuales y contar con una solución de ciberseguridad confiable.
Por su parte, las organizaciones deben asumir una responsabilidad aún mayor. Se les recomienda minimizar la exposición de sus sistemas biométricos a internet, capacitar a su personal, y tener equipos especializados en ciberseguridad con acceso a inteligencia de amenazas. Realizar auditorías periódicas y ser transparentes con los usuarios sobre el uso y almacenamiento de sus datos son pasos esenciales para construir un ecosistema seguro y de confianza en la era de la biometría.