Hoy en LA Semanal es posible que veamos más funcionarios, que tendrán que pararse a responder preguntas periodísticas.
El presidente Luis Abinader insiste en hablar de todo y en todos los escenarios. Es portavoz de la Presidencia y de los ministerios y direcciones generales. Ejerce la vocería diaria, signo de los tiempos, según algunos asesores de mirada fija en el populismo en América. Otros litorales sugieren baja el ritmo de exposición.
La discusión se ha recrudecido al girar LA Semanal, de espacio de difusión de avances en áreas del gobierno y respuestas a preguntas sobre la administración abinaderista, a controversia del mandatario con los principales líderes opositores, a quienes sube al ring como iguales en un escenario de amplio difusión local e internacional.
Los expresidentes Leonel Fernández y Danilo Medina reaccionaban a la puesta en escena de los Abinader, pero en las últimas semanas estos parecen imponer la agenda con sus declaraciones en actividades partidarias. Abinader es el reactivo y, hecho insólito, hasta videos de sus adversarios coloca.
Abinader, de limitadas habilidades en los escenarios públicos antes del 2020, dio un salto cualitativo enorme ante la necesidad de asumir la comunicación gubernamental al caer en los primeros días de gestión su ministro de la Presidencia y el enmudecimiento repentino de la vocera oficial.
El mandatario, sintióse cómodo, recibió merecidos elogios al convertirse en el mejor abogado de la causa oficial, con impacto positivo en los ciudadanos que lo percibieron cercano y sincero en sus admisiones de errores y las consecuentes rectificaciones.
La visibilidad permanente en actividades diversas, desde apertura e inauguraciones de obras hasta encabezamientos de cónclaves locales e internacionales y presentaciones en programas de radio y televisión surtió reflejos positivos en encuestas y en mediciones informales.
A finales de agosto del 2023, fue presentada LA Semanal, con la finalidad de “un diálogo permanente con la prensa, beneficiando directamente a la ciudadanía”, versión mejorada de La mañanera, que mantuvo el López Obrador mientras ejerció la presidencia de México. Perdía diariamente la mañana completa en controversias con los medios.
Como periodista saludé la apertura del espacio y sigo convencido de que es una oportunidad única de ventilar temas de interés sin limitaciones con el presidente de la República. Critiqué sistemáticamente la mudez de Danilo Medina en el poder y la imposibilidad de acceso de los periodistas a los escenarios de las llamadas “visitas sorpresas”.
Abdinader inició advirtiendo que no trataría asuntos políticos, pero fue el primero en apartarse del trabajo preparado por algún ministerio o dirección general. Para colmo, en ocasiones los colegas, se saltan la exposición central y van directo a la controversia, que con la irrupción extemporánea de la campaña electoral siempre aventaja el tema político.
La desviación mantiene vivo el debate político, pero evidentemente que coloca en desventaja al mandatario y al oficial Partido Revolucionario Moderno. Siempre los cuestionamientos serán mayores que los elogios, sobre todo cuando van a terreno dos veteranos políticos como Fernández y Medina.
En términos particulares se ven afectados los candidatos presidenciales del PRM y del PLD, visto que Abinader y Medina están jubilados por los candados constitucionales.
Asumo, aunque Abinader dijo que seguiría hablando al reaccionar a un reclamo de silencio de Medina, que el mandatario se auxiliará más en los funcionarios y tocará solo lo que sea estrictamente de su competencia.
Hoy en LA Semanal es posible que veamos más funcionarios, que tendrán que pararse a responder preguntas periodísticas y el mandatario sea una suerte de hilo conductor, casi moderador. Y es que, pese al populismo de estos días, siempre será ventajoso para un país que un presidente se preserve como última instancia.
(Mientras, PRM y Fuerza del Pueblo siguen juramentando peledeistas… ¿A quién castigará Danilo en 2028?).