El arte dominicano despide a dos figuras icónicas de la televisión y el cine.
La noche del sábado, el mundo del entretenimiento en República Dominicana recibió un golpe doble. Angelita Curiel, conocida popularmente como La Mulatona, falleció tras varios días ingresada por complicaciones renales. Pocas horas después, de que fuera confirmaba la partida del actor Miguel Ángel Martínez.

Angelita Curiel fue más que una vedette: fue un símbolo de una época. En los años 80, se adueñó de las pantallas con una presencia magnética que dejó huella en el Show del Mediodía, uno de los programas más influyentes de la televisión dominicana. Compartió escenario con leyendas como Anthony Ríos, Luisito Martí y Freddy Beras Goico, pero nunca fue opacada. Tenía su propio brillo.
Vestida con trajes de lentejuelas, piedras y bikinis que hoy serían impensables en la televisión, Curiel desafiaba normas, encendía el escenario y marcaba tendencia. Su carisma y sensualidad no eran gratuitos: sabía bailar, sabía entretener, sabía robarse el show. Era vedette en el sentido más artístico y completo del término.
Aunque llevaba casi veinte años fuera de los escenarios, su imagen seguía viva en la memoria popular. No hubo otra como ella. Su legado no necesita grandes homenajes: basta con recordar una presentación suya para entender el impacto que tuvo.
Por su parte, el actor Miguel Ángel Martínez también deja un vacío enorme en la escena cultural del país. En su caso, la noticia de su fallecimiento vino acompañada de un cambio importante en los planes de despedida.
Inicialmente, se había anunciado que sus restos serían velados en Sánchez, Samaná, su tierra natal. Sin embargo, por solicitud de familiares, amigos y colegas —y pensando en facilitar el acceso a quienes desean darle el último adiós— se decidió trasladar la velación a la Funeraria Blandino de Santo Domingo.
La decisión no fue improvisada. Muchos de los amigos cercanos del actor, así como figuras reconocidas del arte y la cultura, residen en la capital. Será allí donde se le rinda homenaje. Luego, sus restos viajarán a Sánchez, donde será sepultado en un entorno más íntimo, cerca de sus raíces.
Miguel Ángel Martínez será recordado por su versatilidad y compromiso con el arte. Su carrera fue discreta pero consistente, marcada por la entrega a cada papel y un profundo respeto por el oficio actoral.
La partida de estas dos figuras representa más que una coincidencia trágica: es un llamado a reconocer, en vida, a quienes han dado tanto por la cultura dominicana.
Familiares, amigos y admiradores han expresado su pesar y agradecimiento por las muestras de apoyo. La cultura está de luto, pero también de pie, recordando a quienes ayudaron a construirla.