La Secretaría de Igualdad del partido celebra una mañana de té y diálogo.
El ambiente en la Casa Nacional Reinaldo Pared Pérez del PLD este sábado poco tuvo que ver con los discursos formales o las agendas cerradas. En su lugar, predominó el murmullo de conversaciones distendidas, el repicar de cucharas contra las tazas y las risas que brotaban entre anécdotas compartidas. La “Mañana de Té”, organizada por la Secretaría de Igualdad y Equidad de Género del partido, logró su objetivo: crear un espacio de confraternidad real, lejos de los protocolos rígidos.
El salón Bienvenido Sandoval, decorado para la ocasión, acogió a una amplia representación de la cúpula peledeísta. No fue un acto solo de mujeres; fue un encuentro de compañeros y compañeras, dirigentes históricos y nuevas generaciones, todos entremezclados compartiendo las experiencias que les unen a esta organización, que se encamina hacia sus 52 años de vida.
Al frente de la iniciativa, Cristina Rodríguez, titular de la Secretaría, agradeció el respaldo masivo recibido, especialmente de la Secretaría General y de una nutrida representación del Comité Político. Su visión es clara: estos espacios informales son el combustible para estimular una participación más activa y genuina de las mujeres en la estructura del partido en todo el país.
La vicepresidenta del PLD, Zoraima Cuello, encabezó la delegación del Comité Político, acompañada de figuras de peso como la ex presidenta del Senado Cristina Lizardo, Maribel Acosta, Karen Ricardo y Margarita Pimentel, junto a dirigentes como Elías Cornelio. El propio secretario general, Johnny Pujols, se hizo presente a través de su esposa, Vanessa Alfonso, también una militante activa.
Pero si algo tuvo el acto fue contenido emocional. Las palabras centrales de Cristina Lizardo resonaron con fuerza al reivindicar el valor de la militancia femenina como columna vertebral del partido. Hizo un llamado contundente a preservar la unidad y el compromiso con la democracia. Sin embargo, el momento que realmente capturó el sentimiento de la sala fue el reconocimiento a la maestra Cristina Pérez de Amorós. Sus palabras, cargadas de entrega y una lealtad inquebrantable al PLD, conmovieron hasta los cimientos del auditorio.
Más allá de las intervenciones, el encuentro fue también una oportunidad para la cultura y la recaudación de fondos. El Ballet Folclórico Cruz Araujo puso el ritmo, mientras la joven emprendedora Jennifer Encarnación, sobrina del fallecido artista Rubby Pérez, aportó un toque de frescura y herencia cultural.
Al final, entre tazas vacías y conversaciones que se resistían a terminar, quedó la sensación de que la política también se construye así: con confianza, con memoria y, sobre todo, con compañerismo. Rodríguez lo definió como un acto de hermandad para unir fuerzas por la igualdad. Y por unas horas, al menos, así se sintió.